Aprovechando el escaso tiempo que dura un semáforo en rojo para atacar a sus víctimas, delincuentes conocidos como “rompevidrios” o “velocistas del crimen” se están haciendo cada vez más comunes en Santiago, la capital de Chile. Alcaldes de distintas comunas de la Región Metropolitana advierten que esto eestá generando un aumento en la sensación de inseguridad de la ciudadanía
Testigos, que generalmente viven en edificios aledaños a zonas de congestión de tráfico, han hecho denuncias y advierten que esta modalidad delictiva es cada vez más frecuente. Delincuentes atacan a conductores en sus automóviles, aprovechándose del corto tiempo mientras los semáforos se encuentran en rojo. Segundos vitales en los que golpean con un objeto contundente un vidrio, ingresan y roban tan rápidamente que sus víctimas no alcanzan a reaccionar.
Bárbara Sánchez (38) recuerda lo ocurrido en días en los que recién se estaba empezando a incorporar a la vida normal, tras levantarse la cuarentena de la zona en la que reside. Tomó su auto la mañana del pasado lunes 5 de octubre con dirección hasta su oficina, ubicada a unos cinco minutos de su casa en la comuna de Cerrillos, Santiago de Chile “En realidad iba a retirar unas cosas de la oficina porque con lo de la pandemia yo no pude ir ni pude trabajar, así es que avisé que iba a devolver las llaves, y para llegar allá, siempre hice el mismo recorrido. Salía a la calle Caletera de Vespucio y ni siquiera tenía que entrar a la autopista, porque lo mejor de todo es que estaba cerca de mi casa”, cuenta Bárbara.
Su habitual tránsito, sin embargo, no sería el mismo de siempre. Al llegar a la única equina que tiene semáforo, antes de derivar hacia la avenida en la que se encuentra su destino, Bárbara fue atacada. “Yo estaba concentrada, esperando el cambio de luz, escuchando música, distraída cuando en eso siento el golpe, y la explosión. Cuando me di cuenta se habían llevado mi cartera, con mi billetera y un bolso”, describe.
Bárbara fue víctima del denominado “robo de los velocistas”, aunque en otros países es conocido como “ataque de los rompe vidrios”. Una fechoría que poco a poco se ha ido haciendo común en Chile.
Se trata de un robo que los delincuentes suman a los ya conocidos repertorios de las “encerronas” y “portonazos”. Ambos consisten en robar vehículos, mientras los conductores transitan por las rutas o llegan a sus casas. Al hacerse necesario abrir los accesos, en esta última acción los delincuentes aprovechan para violentar a las víctimas y robarles. Este nuevo modo de acción delictiva es más rápido aunque no por eso menos violento. Al detenerse los conductores en los semáforos, generalmente en horarios de alta tráfico, con un objeto pesado los agresores rompen un vidrio e ingresan a la cabina. La clave, según describen testigos, es el descuido de los ocupantes de los automóviles. Los delincuentes observan y si está al alcance un bolso, una cartera o un teléfono celular, por ejemplo, atacan. Generalmente lo hacen acercándose desde la parte posterior, aparecen y tras el robo huyen en la misma dirección para evitar que los puedan seguir.
En otros casos, también aprovechan los semáforos para robar los vehículos. Igual que en el caso de las “encerronas”, pero esta vez, aprovechando que los conductores no pueden avanzar ni retroceder. En el siguiente registro, una mujer fue despojada de su automóvil mientras esperaba la luz verde del semáforo de la Avenida Pedro de Valdivia, en la comuna de Providencia, cercana a Santiago, en la capital.
Esta forma de actuar genera en la ciudadanía una sensación de inseguridad que, las autoridades advierten, tiene razón en una carencia de personal policial en comunas de la Región Metropolitana, especialmente donde más se han denunciado estos delitos. Por ejemplo, según el jefe comunal de La Granja, ubicada al oeste de Santiago, Felipe Delpín, ellos poseen alrededor de 130 carabineros para una población de 117 mil habitantes.
Robo con violencia, con intimidación, por sorpresa y los denominados “portonazos” y “encerronas”, son situaciones que se producen diariamente en el país y particularmente en la región Metropolitana. Si bien los datos del Sistema Táctico de Operación Policial de Carabineros en la capital, que recoge denuncias realizadas, constató una baja de 35% en el último mes de los delitos de mayor connotación social, la percepción de los alcaldes, al igual que el de la ciudadanía, es de un aumento en la percepción de inseguridad. La baja en denuncias, advierte, se puede dar por efecto del confinamiento y cuarentenas, tiempos en los que la población está más en sus casa.
El jefe comunal de Cerro Navia, Mauro Tamayo, afirmó que la población está atemorizada y sumó a las bandas ligadas al narcotráfico que tienen poblaciones tomadas y que constantemente lanzan fuegos artificiales. “La población vive atemorizada, distinto a los datos que maneja Carabineros, nosotros advertimos que el delito no ha disminuido y que la sensación de abandono por parte del Estado, lo que vemos como latente y diario es que distintos grupos se han apoderado de distintas poblaciones”, señala.
Los delincuentes que actúan en esta modalidad de asalto, precisamente se aprovechan de los sectores en los que pueden esconderse para eludir el actuar policial. Bárbara pudo constatarlo cuando fue víctima de este robo. “Fue tan rápido que no alcancé a ver dónde se fue. Quedé aterrada, en shock. Sólo quería irme de ahí. No quise quedarme ni un minuto más ahí. Ni siquiera puse denuncia, siento que es una pérdida de tiempo”, relata.
Por los antecedentes de esta nueva forma de delinquir, y la sensación de desprotección ciudadana a la que aluden los alcaldes de varias comunas de la capital chilena, advierten que es necesario tomar nuevas medidas en materia de seguridad pública para tratar de paliar la situación, por lo que solicitarán reunirse con el ministro del Interior Rodrigo Delgado.
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