Si te gusta todo lo que tiene que ver con “Juego de Tronos” (Game of Thrones) probablemente eres un amante secreto de la monarquía de nuestros días, que, si bien, no hay dragones ni muertes por venganza, sí hay interesantes royals y una tradición antiquísima que sin duda podría interesarte.
La respetada y poderosa casa Grimaldi es una nobleza originaria de Italia y fundada por Francisco Grimaldi en 1297, ahí, “el Malicioso” cómo se hacía llamar el católico monarca, llegó a Mónaco vestido de fraile junto a sus soldados vestidos de franciscanos y sí, ganó el territorio y comenzó su dinastía monárquica.
Si has viajado a Mónaco, sabrás que es un país curioso con un principado interesante y una de las monarquías más modernas de Europa.
Ahí, hablan francés, a pesar de haber sido un principado Italiano y en caso de una guerra o un ataque bélico por ley, tendrán que ser defendidos por Francia, quien le prometió protección para siempre y entre reyes y príncipes, siempre, no significa sólo unos años.
Los nacidos ahí son monegascos que además de católicos, adoran las fiestas decembrinas desde la fundación del principado hasta nuestros días.
El monarca encargado de reinar la paz en aquel poderoso país es Alberto II, príncipe soberano de Mónaco e hijo y sucesor del príncipe Raniero III y cuya madre fue la imponente actriz de Hollywood, Grace Kelly.
El príncipe Alberto de Mónaco junto a su esposa desde 2011, Charlene de Mónaco, princesa consorte, se han caracterizado por su amplia generosidad y a partir del nacimiento del príncipe Jacques y la princesa Gabriella, es la navidad un momento maravilloso para compartir en familia y con todos los habitantes del principado.
Como todos los años desde que su madre, la desaparecida actriz, Grace Kelly lo instaurara, días antes del 25 de diciembre, cien niños monegascos, entre ellos el Príncipe Jacques y la Princesa Gabriella, participan en el tradicional árbol de Navidad del Palacio.
Ahí, juguetes de la más alta calidad han sido repartidos de hace más de 69 años, en dicha dinámica no pueden entrar adultos, sólo los niños, los cuales son invitados al más puro estilo real, con una invitación personalizada con el sello de la casa real.
Entre las actividades, hay espectáculos de magia, danza y fotos con Papá Noel, quien además recibe cartas, los regalos siempre son entregados de la mano de los príncipes, quienes nombran a cada niño.
El príncipe Alberto también tiene algunos brindis con varios sectores de la economía de Mónaco, los cuales se realizan en el imponente salón del trono.
También, caminando por el puerto en estas fiestas, se puede recorrer los distintos puestos de venta de artículos navideños, mientras puedes ver un sinfín de casas iluminadas con luces verde, rojo y blanco en sus fachadas, para dar un ambiente completamente mágico. Mónaco también tiene un desfile de títeres y una tradicional pista de hielo.
El palacio Grimaldi también es adornado con motivos tradicionales y las guirnaldas de temporada calientan la fachada del también llamado palacio principesco.
La princesa consorte, Charlene, quien además es de origen sudafricano y tiene 41 años, ha dicho siempre que busca inculcar en sus hijos valores humanistas, sobre todo en esta temporada, fue en 2016 que sus hijos participaron en la decoración del árbol de Navidad, el belén y otras decoraciones navideñas, ahí comentó: “Quiero que sientan el espíritu de esta fiesta tan importante para nuestra familia”.
Mónaco es el segundo país más pequeño del mundo, luego del Vaticano y está ubicado entre el mar mediterráneo y los Alpes y, según los libros de historia, Mónaco fue una ciudad atestiguada por el gran historiador griego Hecateo de Mileto en el siglo VI a. C y de manera particular, por aquellos años, ya vivían los fenicios adinerados y algunos colonos griegos cuya riqueza les permitía acentuarse en aquel inmenso puerto cobijado por el azul intenso del mar.
En Mónaco es importantísimo el turismo, los cuales además de visitar los imponentes casinos, asisten a la Formula 1 cuya pista son las mismas calles de la ciudad, los monegascos viven bien y además no pagan impuestos, esto, por decisión del príncipe Carlos III, desde 1869, ya que al país entra mucho, mucho dinero.
MÁS SOBRE ESTE TEMA