“Maduro es tratado como un apestado desde que comenzó su mandato”, aseguran para Infobae cuando se consulta por qué casi no registra viajes al exterior. Su pasado como canciller de Hugo Chávez, durante casi 6 años, le había dado un recorrido mundial, posibilidades de cara a cara con líderes internacionales, experiencia diplomática… Pero su carnet de viajero frecuente comenzó a debilitarse desde que llegó al poder, y finalmente expiró cuando más de 50 países denunciaron las últimas elecciones como fraudulentas y respaldaron al jefe de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como presidente interino de Venezuela.
De hecho, en lo que va del año sólo visitó Moscú. Lo hizo en un viaje exprés de tres días entre el 24 y el 27 de septiembre pasado, y hasta último momento se especulaba con que iba a suspender la travesía.
Es que eso mismo hizo cuando decidió no viajar a la Asamblea General de la ONU. Hasta horas antes del momento estipulado para el discurso de Venezuela, se decía que podía llegar de manera sorpresiva. Sin embargo, no viajó.
Maduro casi no se anima a salir de territorio venezolano, al menos no de manera oficial. Tiene dos grandes obstáculos para dejar tierra -por ahora- segura: pocos líderes mundiales aceptarían recibirlo y su ausencia podría ser terreno fértil para traiciones. No es casualidad que sólo se haya animado a irse a Moscú luego de cerciorarse de que Diosdado Cabello también estuviera a miles de kilómetros de distancia, en Corea del Norte… Con Cabello en Pyongyang, había un chavista menos en Venezuela en posición de complotar en su contra.
La jugada tenía un doble efecto: Cabello no estaba en Venezuela para aprovechar espacios vacíos y, como bonus track, estaba en un destino tan repudiado mundialmente, la dictadura de Kim Jong-un, que en una misma jugada le sumó desprestigio.
Hasta el espacio aéreo internacional presenta peligro
Durante el año pasado Maduro viajó poco, pero viajó. Visitó a los pocos aliados que le quedaban, Turquía, Rusia, China y en diciembre, para la asunción de López Obrador, llegó a México. Pero el 10 de enero de este año todo cambió.
“El régimen de Maduro y los funcionarios de la dictadura están cada vez más solos, aislados y sin apoyo internacional, un claro contraste con el legítimo Presidente de Venezuela, Juan Guaidó, quien recorre libremente las calles de Venezuela y cuenta con pleno respaldo de las naciones democráticas del mundo”, aseguró en diálogo con Infobae Carlos Vecchio, el embajador de Guaidó en los EEUU.
Para el político de Voluntad Popular -la formación de Guaidó y de Leopoldo López-, “hoy la comunidad internacional conoce y tiene certeza de la magnitud del desastre que la dictadura de Maduro ha creado en Venezuela con la corrupción que ha robado millones de dólares al pueblo venezolano, con la violación sistemática de los derechos humanos, con una crisis humanitaria sin precedentes, y añadido a ello están los peligrosos vínculos con el narcoterrorismo internacional. Maduro es una amenaza para todo el hemisferio, así quedó claro en la Asamblea de la ONU, y las naciones democráticas del mundo, lideradas por Latinoamérica, Canadá y EEUU, están actuando en consecuencia para detener esa amenaza, para cercar a Maduro y a sus aliados como el régimen de Cuba”, explicó.
Para Maduro es cada vez más difícil encontrar a un presidente, aunque sea de los cuestionados en Occidente, que quiera sacarse una foto con él. Guaidó, en cambio obtuvo apretones de mano del brasileño Jair Bolsonaro, el chileno Sebastián Piñera, el colombiano Iván Duque, el paraguayo Mario Abdo, el argentino Mauricio Macri, el ecuatoriano Lenín Moreno y el vicepresidente norteamericano Mike Pence.
“El dictador Maduro no fue capaz de asistir a la ONU y fue a esconderse en solitario en Rusia”, ironizó Vecchio, y agregó: “Maduro tiene miedo, la única salida para él es abandonar el poder y dar paso a una transición democrática, cada día se cierran sus posibilidades. Hay sanciones y mecanismos para asfixiar y acorralar al régimen a todo nivel”.
El embajador en Washington también alimenta la teoría del temor a la traición dentro de las propias filas chavistas y, sin decirlo, apunta contra Cabello. “Maduro desconfía de todos, incluyendo a su entorno más cercano. Su tiempo terminó y está sobreviviendo en el poder”, sentenció.
En la misma línea que Vecchio opina Julio Borges, el diputado venezolano que funciona como canciller de Guaidó para los países democráticos del mundo. “Nicolás Maduro está sancionado por todo el mundo libre, nosotros hemos impulsado un cerco total contra él y todos sus colaboradores. Ellos incluso tienen miedo de volar ciertos espacios aéreos, porque saben que están señalados por la comunidad internacional”, aseguró para Infobae.
El diputado explicó que, además de Maduro, el caso más notorio es el de Tareck El Aissami, quien está entre los más buscados por los Estados Unidos por narcotráfico y financiación del terrorismo. “Todos ellos tienen temor, el informe de Bachelet dejó claro que son violadores de Derechos Humanos y son responsables de la crisis que vive el país”.
Es más, aseguró que la presión aumentará: “Nosotros ahorita estamos impulsando todo este cerco contra familiares y testaferros del régimen que estén involucrados en hechos de corrupción y violación de DDHH. Tenemos información de que muchas de estas personas viven en Europa cómodamente con el dinero robado al pueblo venezolano, por eso vamos a seguir presionando para que la UE tome acciones contundentes que presionen a la dictadura”.
Para Pedro Pablo Peñaloza, periodista venezolano especializado en política, Maduro ha sido tratado como un indeseable casi desde su llegada al poder: “Primero por el cuestionamiento a su elección en 2013, luego por la represión y los muertos de 2014 y, ahora, se ha profundizado hasta este extremo, donde ya la mayoría de los países desconocen su legitimidad como gobernante”.
Según Peñaloza, se le “estrechó el cerco” al chavista. “Hay pocos lugares donde es bienvenido y le queda lo que le queda... Pocos quieren fotografiarse con quien es considerado un tirano”, dijo, e ironizó:”Quién se va a sonreír en una foto con un personaje de estas características”.
El periodista se apoya en el cambio de color político de los gobernantes de la región -”con Lula y Correa le era más fácil"- pero se anima a adelantar que aún si en Argentina volviera al poder Cristina Kirchner “sería difícil recibirlo en Buenos Aires con la cantidad de venezolanos que viven allí y se manifestarían en su contra”.
Terror a la traición
Diosdado Cabello tampoco viaja demasiado. Además de la visita a Corea del Norte, solo estuvo en Cuba en junio pasado, para organizar el Foro de San Pablo. Como Maduro y toda la cúpula chavista, es blanco predilecto de sanciones internacionales.
El 18 de mayo de 2018, dos días antes de las fraudulentas elecciones presidenciales en Venezuela, Estados Unidos lo incluyó en la lista de la OFAC (Oficina de Control de Activos en el Extranjero) por estar involucrado en una extensa y poderosa red de lavado de dinero, corrupción y narcotráfico. Según Washington, el presidente de la Asamblea Constituyente chavista realiza esas actividades en conjunto con Maduro y el ex vicepresidente Tareck el Aissami, quien al mismo tiempo es señalado por sus vínculos con el grupo terrorista libanés Hezbollah.
Poco más de un año después, en agosto de este año, Suiza también aplicó sanciones contra la cúpula chavista. Y entre ellos también fue incluido Cabello por estar "involucrado en socavamiento de la democracia y el Estado de derecho en Venezuela, mediante el uso de los medios de comunicación para atacar públicamente y amenazar a la oposición política venezolana"... Así que cada vez está más encerrado en territorio aliado.
Sin embargo, las sanciones no son el único motivo para no dejar suelo venezolano. Cabello sabe que el poder se ejerce con presencia y desde esa activa militancia le disputa espacios a Maduro, que desde siempre lo ve con desconfianza.
Es que Chávez gobernó Venezuela por más de 14 años prácticamente solo. Su figura era todopoderosa, pero antes de morir intentó prevenir el desguace de su imperio. La historia que circula cuenta que, en su lecho de muerte, cuatro figuras “rojitas” juraron no implosionar el legado. En ese momento, Maduro y Cabello hicieron una tregua, el ex canciller tomó la posta y debió abrirse camino entre quienes se creían “más hijos de Chávez” que él.
Con los años, y el inocultable desastre de la gestión chavista, esa paz entre ambos tambaleó varias veces, y este año casi se desmorona con la decisión de Maduro de marginarlo de las negociaciones importantes.
En simultáneo corrió el rumor de posibles conversaciones entre Cabello y los EEUU, que profundizaron la desconfianza. Así las cosas, en público se juran lealtad y en privado se monitorean con artillería pesada.
En definitiva, Maduro no sale del país tanto como quisiera porque no tiene adonde ir pero más pánico le da no tener adonde volver.
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