La activista proeuropea y empresaria Gina Miller, de 54 años, pasará a la historia británica como la mujer que derrotó dos veces a los partidarios del Brexit ante la Justicia.
Este martes, la Corte Suprema británica consideró “ilegal” la decisión del primer ministro conservador, Boris Johnson, partidario de un Brexit a cualquier precio, de suspender el parlamento, argumentando que con esa medida buscó silenciarlo. La decisión fue celebrada por Milles como una segunda victoria personal.
En 2017, la pro-europea había ganado una batalla jurídica clave sobre el Brexit al conseguir que los tribunales obligaran al anterior gobierno conservador de Theresa May a consultar al parlamento sobre el proceso de salida de la Unión Europea.
Su primera victoria la convirtió en una heroína para los partidarios de la UE y en una paria para los probrexit, que la acusan de querer anular el resultado del referéndum de junio de 2016, en el cual un 52% de sufragios decidió la salida de la UE.
Esta gestora de fondos, originaria de Guyana (ex Guayana británica), recibió durante meses amenazas de muerte e insultos racistas. Sus tres hijos también fueron amenazados y debió contratar agentes de seguridad; un aristócrata incluso le puso precio a su cabeza.
Pero eso no la desarmó y durante la campaña electoral para las legislativas anticipadas de junio de 2017, convocadas por May, militó por la causa europea.
Y recientemente reapareció con fuerza para interponer una denuncia contra la suspensión del parlamento, apoyada en su gestión por el ex primer ministro conservador John Major, otro partidario de la integración europea, que le significó una nueva victoria.
La decisión de “suspender el parlamento fue ilegal porque tuvo el efecto de frustrar o impedir la capacidad del parlamento para llevar a cabo sus funciones constitucionales sin una justificación razonable”, afirmó la presidenta de la Corte, quien solicitó que el Congreso vuelva a ser convocado “cuanto antes”.
“Viuda negra”
De acuerdo con medios británicos, su resiliencia se explica por haber crecido en una familia comprometida políticamente.
Su padre, Doodnaught Singh, era fiscal general de la Guayana Británica. A los 11 años, como todas las familias acomodadas, fue enviada a un internado en Inglaterra.
Pero dos años más tarde, se puso a trabajar como empleada de limpieza a tiempo parcial, cuando su familia pasaba por dificultades financieras.
Dos veces divorciada, tuvo empleos muy diversos en su vida -camarera, modelo, e incluso tuvo un papel en los créditos de una de las películas de James Bond- antes de crear su propio fondo de inversión.
Después de la crisis financiera de 2008, se implicó personalmente en campañas para exigir una mayor transparencia en el sector financiero, lo que le valió el apodo poco agraciado de “viuda negra” a esta mestiza, que dice que las cosas habrían sido “más fáciles” si hubiera sido un hombre blanco.
Su activismo anti-brexit cambió el juego. “Esto cambió completamente mi vida”, explicó recientemente a la AFP.
“A veces me deprime mucho vivir en un país donde la gente piensa que está bien decir que porque soy una mujer de color, no soy lo suficientemente inteligente o que no pertenezco a mi lugar, o que me comparan con un animal”, manifestó.
Florence Biedermann para AFP
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