Alfredo Farías es un rosarino que vende tortas asadas cuyo nombre se hizo famoso a principios de la gestión de Mauricio Macri como Presidente. Es que el hombre le envió un billete de 100 pesos junto a una carta en la que decía que quería ayudar a "sacar el país adelante".
Emocionado por el gesto, el mes pasado el jefe de Estado realizó una sorpresiva visita al puesto de Alfredo. Tomaron mates, se abrazaron y, obviamente, compartieron algunas tortas.
Aquella visita le trajo algunos dolores de cabeza al trabajador rosarino. Un vecino enojado que no está de acuerdo con las políticas del Gobierno lo golpeó en la puerta de su casa mientras su mujer estaba dando una entrevista.
Pareciera que la intolerancia no se frenó allí. Es que en las últimas horas un grupo de personas llegó hasta el pequeño puesto para destrozar la parrilla y otros elementos irreemplazables en el trabajo diario de la familia Farías.
"Siento dolor e impotencia. No vamos a aflojar y vamos a seguir vendiendo. La gente de acá nos quiere, no creo que los agresores sean de la zona", aseguró Alfredo en declaraciones a medios locales.
Farías y su esposa, Mónica Silva, se dedican a vender tortas santiagueñas en una parrilla que colocaron a la vera de la ruta provincial 18, en la localidad santafesina de Cuatro Esquinas. Por allí pasó el mandatario hace 20 días y lo sorprendió con su presencia.
Pese a su simpatía con el Gobierno, este trabajador aseguró que los aumentos de tarifas y la inflación le están afectando como a cualquier otro ciudadano, sin embargo está esperanzado con el futuro de la Argentina.
"Yo planteé que si todos, trabajadores, políticos y empresarios, poníamos un poquito cada uno, podíamos sacar el país adelante. Pero nadie lo hizo. Ahora falta que los políticos y los empresarios pongan un poquito más", solicitó en diálogo con La Capital.