Un empresario pesquero extranjero no salía de su asombro. Hace 25 años que está en la Argentina, pero es la primera vez que no le piden coima. "Tampoco que contrate a tal empresa de software o aquélla de logística, esta secretaria o aquel chofer, no me pidieron que eche a supuestos enemigos de la compañía ni que acerque a amigos, tampoco me dieron lecciones acerca de cómo hacer las cosas que yo sé hacer desde siempre, nada de nada", le dijo a Infobae, todavía impactado por el fenomenal cambio en las condiciones del negocio en su rubro.
El periodista Hernán Brienza podrá argumentar que es posible el lujo de esa decencia porque gobiernan ricos e hijos de ricos, que no necesitan del financiamiento espurio para hacer política, pero es un argumento ridículo. La historia argentina está plagada de casos de gobernantes ricos que aprovecharon su paso por el Estado para hacerse más ricos, como lo fue Miguel Ángel Juárez Celman, el ahijado político de Julio A. Roca de estilo aristocrático, que concedió las obras públicas a sus amigos más cercanos, o -más recientemente- la propia familia Alsogaray, que aprovechó la alianza con Carlos Menem para acercar negocios que los favorecieran personalmente. Es más que obvio que se puede ser rico y ladrón, también pobre y honrado.
La historia argentina está plagada de casos de gobernantes ricos que aprovecharon su paso por el Estado para hacerse más ricos
En su columna en el diario cooperativo Tiempo Argentino, Brienza apuntó a deslegitimar la cobertura mediática de los cientos de actos corruptos vinculados al kirchnerismo dando una explicación, por cierto, espeluznante: "La corrupción democratiza la política".
Así, la política puede ser para todos y todas si se abandonan prejuicios morales o neoliberales (o preceptos cristianos como "no robarás"), a favor de valores más revolucionarios como la lucha contra las corporaciones, que es posible librar en todos los terrenos, por ejemplo, la destrucción o expulsión de ellas si no acatan los mandatos impartidos desde la cabeza del estado o la compra, lisa y llana, cuando las condiciones son propicias.
Es lo que les enseñó Néstor, que había que hacer plata para poder hacer política, es decir, ser rico como lo fueron los padres fundadores de la Nación, en estos tiempos para hacer un gobierno que sea verdadero representante de los intereses del pueblo que, por obra de la casualidad, se volvieron idénticos a los intereses privados de la familia Kirchner.
Como escribió un conocido tuitero @leonxxxiiii , "a favor de Brienza hay que decir que tuvo el coraje de firmar esa nota que dice lo que todos ellos piensan: la política es para ganar plata".
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