Ali Khamenei, máxima figura política y religiosa de la República Islámica, se expresó así en Teherán durante la inauguración de un concurso internacional de recitadores del libro sagrado de los musulmanes, en el que participan fieles de todo el mundo.
"Algunos gobiernos islámicos están traicionando a su propia gente y a la comunidad islámica al abrirle camino a la influencia estadounidense. Esos gobiernos, en lugar de aferrarse al Corán, se están aferrando a la idolatría. EEUU es el Gran Satán, y es a lo que más adoran", indicó.
El ayatollah apuntó que son los "terroristas y afiliados wahabíes" los que están "trabajando para el enemigo" causando un "reino de terror en la región" que "deja en el olvido el asunto de Palestina".
"Los poderes satánicos están asustados del islam y de sus 1.500 millones de fieles. Se han gastado enormes cifras de dinero en dañar el islam, pero nosotros no tenemos duda de que la victoria será nuestra. El enemigo tiene miedo y por eso ataca a Irán. Resistirse a América es el éxito de Irán. Ni sus promesas nos engañan, ni sus amenazas nos asustan", añadió.
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Si bien no mencionó directamente a ninguno de estos gobiernos "traidores", con estas palabras el líder iraní quiso atacar a las monarquías árabes del golfo Pérsico, que mantienen una dura rivalidad política con Teherán que ha empeorado en los últimos meses.
Particularmente, Irán y Arabia Saudita, líderes respectivos de las comunidades chiitas y sunitas del islam, se enfrentan directamente en todos los conflictos regionales e incluso a principios de este año rompieron relaciones diplomáticas después de que una multitud atacara la legación árabe en Teherán.
El conflicto se ha extendido también a la esfera religiosa, después de que Irán anunciara la suspensión este año de las peregrinaciones a La Meca debido a la falta de cooperación saudita para garantizar la seguridad de sus ciudadanos.
Con este paso, sin precedentes en tiempos recientes, Irán busca dañar la imagen de la monarquía saudita entre los musulmanes, ya que entre sus deberes principales se encuentra el de garantizar la seguridad de esa peregrinación obligatoria para todos los creyentes.