Cuando el oficial Mitchel Veenstra arribó, la escena era dramática. Una camioneta 4x4 estaba dada vuelta a un costado del camino. Salía mucho humo y empezaban a aparecer las primeras llamas. De adentro se escuchaban gritos desesperados.
Veenstra se acercó corriendo, y vio que el hombre estaba atrapado. El vuelco le había dejado el brazo aprisionado con el costado correspondiente al acompañante. Estaba completamente aterrado.
Con la ayuda de otras cuatro personas que estaban allí en ese momento, y que decidieron arriesgarse para salvar una vida, lograron empujar el vehículo lo suficiente como para que el conductor pudiera sacar el brazo. Una vez que el objetivo estuvo cumplido, todos se alejaron del auto.
Más tranquila, la víctima contó que era bombero del Estado. "Creí que me iba a morir, literalmente", agregó.
"Me alegro de poder estar hablando con usted ahora", le dijo Veenstra. "Yo también", respondió el conductor.