Cómo reconocer a un inmaduro emocional

Entre ser un "hijo presente" a padecer "mamitis" hay un abismo. Son muchos los que mantienen con sus madres una relación de apego excesivo, que termina dañando su pareja

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Víctor llama religiosamente todos los días justo a las 21 a su mamá para saludarla y el día que olvida hacerlo, su madre le hace un reclamo.

Ricardo pasa todas las mañanas a desayunar con su mamá.

Marcos abandona repentinamente una comida con su mujer y sus amigos tras un llamado de su mamá.

Tomás llama a su mamá cinco veces al día.

Gabriel pasa todas las vacaciones con ella, y la incluye en todas las actividades familiares.

Es importante marcar una diferencia. No es lo mismo que un hijo sea respetuoso, cariñoso y que apoye a su madre, a que padezca "mamitis". La "mamitis" implica un apego excesivo, una clara muestra de falta de madurez emocional, por lo que el varón no encuentra una manera sana de relacionarse tanto con su madre como con su pareja.

Muchos hombres mantienen con su madre una relación demasiado cercana, que sobre todo queda en evidencia cuando quiere formar una pareja

La relación con la familia de origen puede ser un tema de discusión habitual en una pareja. Se encuentra entre los motivos de peleas más frecuentes. Es común que muchas veces este conflicto surja de la relación entre madre e hijo y que lo padezca la pareja de él.

Es que muchos hombres mantienen con su madre una relación muy cercana -a veces demasiado-, que sobre todo queda en evidencia cuando quieren formar una pareja y después una familia.

Esta situación lleva muchas veces a la mujer a preguntarse: ¿me casé con un niño o con un hombre? Y es que a veces algunos que parecen más niños que adultos, por lo menos en lo que tiene que ver con la relación madre-hijo.

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"Todos tenemos en nuestra vida de adulto, aspectos infantiles y adolescentes ya que todos pasamos por esas etapas de la vida. Por supuesto que se espera que un adulto sano, tenga mayor cantidad de aspectos maduros que infantiles y adolescentes. Cuando esto no ocurre, nos encontramos con personalidades que pueden funcionar muy bien en muchos aspectos pero deficitariamente a la hora de evaluar el vínculo materno filial. Como si en ese aspecto se hubieran quedado detenidos en el tiempo y todo sea como cuando eran chicos. Esto dificulta la salida exogámica, que es la salida de la familia de origen para poder crear la propia". Así explicó el licenciado en Psicología Sebastián Girona (MN 44140) lo que ocurre a estos hombres que parecen no poder "cortar el cordón umbilical", como se dice popularmente.

En psicología se denomina "familia de origen" a la familia de donde procede un integrante de la pareja y "familia creada" a la familia que esa persona establece con otra. Esta distinción que sirve para denominar y diferenciar, sirve también para poner límites y distinguir una de la otra.

"A veces, parece imposible que estos hombres le digan 'no' a algo que solicita su madre -describió Girona-. Y claro, si pensamos que ese hombre se relaciona desde sus aspectos infantiles con esa madre parecería correcto. Los niños no deben ponerle límites a su madre. El problema es que este hombre es un adulto y su pareja espera que se comporte como tal".

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Cuando se habla de este tipo de conflictos se debe hablar de límites. Estos siempre implican poder decir que "no" y poder sostenerlo más allá de las consecuencias. En las dinámicas familiares se pueden producir situaciones que ameritan establecer limitaciones, esto pasa en todas las familias. El problema surge, según el especialista, "cuando, en este caso el hombre, no le puede poner límites a su madre". "Lo más sano para estas situaciones es que el límite lo ponga él. Si no lo hace, más tarde o más temprano, la cuestión se complicará aun más y el problema será más grave".

Hay otro punto importante para tener en cuenta. En cualquier vínculo circula poder y la relación entre la familia creada y la familia de origen de la pareja no es una excepción. Muchas veces, se pueden presentar contextos en donde el hombre se encuentra incómodo. Y esta incomodidad surge cuando, ocasionalmente, tiene que determinar qué es más importante para él, si su pareja o su madre.

Algunas mujeres se pueden llegar a preguntar: ¿por qué su madre tiene tanto poder sobre mi esposo? La respuesta vuelve a tener que ver con los aspectos infantiles. Una madre tiene poder sobre su niño, eso está bien. Ahora, eso mismo en un adulto puede ser patético.

"Un peligro que puede aparecer para la mujer es que se distraiga con el tema más llamativo pero menos importante -alertó Girona-. Puede llegar a suceder que ella se enoje más con su suegra que con su pareja. Entonces, por ejemplo, ella critica a la suegra, se enoja con lo desubicada que es, protesta por su falta de discreción, etc. Esto la hace perder energía en el tema principal, que es su pareja. El compromiso lo tiene con él y la suegra puede ser todo lo conflictiva que quiera pero el que lo permite es él".

Así las cosas, si la pareja no puede ponerle "un parate" a su madre, es la mujer quien debe ponerle límites a él. Límites que intenten ordenar la relación y poner las cosas en su lugar. Otro riesgo a tener en cuenta es, que en este proceso, la mujer se convierta en la madre de su pareja, cosa que tampoco le va a hacer bien al vínculo.

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"Una pareja debe ser un bloque sólido y solidario frente a cualquier adversidad. La solidez se define por la cohesión que exista en ese vínculo y la solidaridad es uno de los componentes claves para que una relación prospere felizmente en el tiempo", enfatizó el especialista, para quien "el hombre debe apoyar a la esposa frente a los conflictos entre su familia de origen y la familia creada".

El mensaje central de esto es que el hombre es primero esposo y después hijo. Lo peor que puede pasar es que él quede "atrapado" entre su esposa y su madre, en un rol de mediador que muchas veces agrava la situación. Y mucho más dañino para la pareja es que el hombre termine por ponerse a favor de la madre. En ese caso el conflicto se agravará exponencialmente, ya que la mujer que eligió este hombre puede sentirse despreciada y excluida.

"Esto, por su supuesto, puede ser difícil para el hombre (especialmente si predominan los aspectos infantiles) y también complicado para su madre que puede llegar a sentirse herida", destacó Girona. Y concluyó: "No se trata de que desprecie a su mamá ni a sus padres, se trata de que cualquier pareja y posterior familia tiene que construir su identidad, su estilo y sus tradiciones. La familia de origen debe adaptarse y respetar esto, como así también la familia creada debe respetar a la de origen, siempre y cuando ésta última no atente contra la primera".

Sin ir más lejos, la que hoy es madre, ayer estaba en la posición de esposa frente a la familia de origen de su esposo, y seguramente habrá querido que él la ponga por delante de todo.