Podrá parecer un evento demasiado regional. A la Argentina apenas llegan sus residuos: situaciones anecdóticas, sucesos imprevistos o alguna que otra canción perdida. Sin embargo, se trata de una cita del espectáculo que reúne por año a más de 180 millones de espectadores, que significa un hecho imprescindible para la cultura de muchos países y que, por unas horas, parece detener el show televisivo de todo un continente. El festival de Eurovisión reúne nada menos a músicos de todos los países de Europa con el objetivo de encontrar al mejor artista del Viejo Continente.
Hoy, desde las 16 horas Argentinas, Estocolmo será la ciudad anfitriona de la final de la edición número 61 del evento, que será transmitido a todo el mundo mediante su página web. Un total de 26 naciones europeas tendrán a un cantante o a un grupo que los representará e intentará llevarse el trono. Así, se escribirá un capítulo más de una fiesta continental que en su momento supo tener en su escenario a artistas de la talla de ABBA y que hoy se alimenta tanto de la innovación musical como de la búsqueda de lo bizarro como llamado de atención.
Uno ya no sabe qué puede aparecer en escena: es tan esperable una cantante lírica eslovena, como tres mujeres de Chipre vestidas de campesinas y con una oveja real en el escenario.
"La idea es impactar lo máximo que se pueda en esos tres minutos que uno está arriba. Hay muchos artistas que están buscando hacer una carrera y hay muchos países que ven una oportunidad única para incentivar su turismo", detalló Sigmur Johansson un productor musical sueco que logró presentar canciones suyas en las últimas ocho ediciones. El hecho es que el país ganador de cada evento se convierte automáticamente en el anfitrión del año siguiente. Eso se traduce en fanáticos de todas partes de Europa que viajan a su territorio y alimentan el mercado turístico.
Los votos
El sistema de puntuación del concurso fue modificado a lo largo del tiempo. En la actualidad, se registra gracias a un mix entre la opinión de un jurado local de cada país y el voto de telefónico de los espectadores desde sus casas. Se otorgan tres galardones (12 puntos a la canción favorita, 10 a la segunda y 8 a la tercera), con la única condición de que está prohibido votar al representante del propio país.
Si bien se supone que el sufragio es totalmente aleatorio, la realidad demuestra que las elecciones de cada nación responden a las localizaciones geográficas: todos terminan votando a sus vecinos.
La historia
En un principio, el festival de Eurovisión no tenía el tinte humorístico actual. De hecho, era una suerte de representación artística de cada país europeo ante el resto del continente. Así fue como un grupo como ABBA brilló y ganó la edición de 1974 o un italiano llamado Domenico Mudugno, que presentó en 1958 la canción "Nel Blu Dipinto Di Blu", más conocida como "Volare", convertida con el paso del tiempo en himno popular y reinterpretado en todos los rincones del mundo.
En países como Noruega o Suecia es el evento de espectáculos más importante del año
A lo largo de las seis décadas, la seriedad del espectáculo empezó a ser reemplazada por el show business y lo que hace cincuenta años era una apuesta real a una novedad musical, en los últimos cinco años se convirtió en la oportunidad única para que un artista tenga millones de visitas en Youtube, su video fuera retwitteado la mayor cantidad de veces o la canción ganadora sume cientos de miles de euros en iTunes.
En los primeros años, el representante de cada país era elegido por miembros del Ministerio de Cultura local. En cambio, hoy en día se hacen castings televisados y hasta se llegaron a emitir reality shows para poder encontrar al abanderado.
El factor socio-político
Al tratarse de un evento que se transmite en simultáneo en todo el continente europeo y que llega a los hogares de todos los habitantes del continente, resultó imposible a lo largo de la historia que quedara ajeno el fenómeno político y social de la región.
Las reglas del concurso prohíben exponer banderas de tinte político o la composición de letras basadas en conflictos entre los países. Sin embargo, al día de hoy todavía persisten las excepciones.
Este año será la primera participación de Ucrania desde que Crimea se anexó a Rusia. Para eso, los ucranianos enviaron a Jamala, una tártara de Crimea. Ella entonará una canción llamada "1944", en conmemoración al año en que miles de otros tártaros de esa región fueron deportados por Joseph Stalin hacia Asia Central durante la Segunda Guerra Mundial. Esta decisión indignó a dirigentes políticos y a fanáticos del evento rusos.
En 1968, Joan Manuel Serrat renunció al show porque el Gobierno español le prohibió cantar en catalán
Los casos de conflictos son interminables: en 1968, Joan Manuel Serrat iba a ser el representante español con la canción "La, la, la". Sin embargo, el artista renunció a participar a último momento debido a que el gobierno español, entonces comandado por el dictador Francisco Franco, le prohibió entonar el tema en el idioma original, el catalán.
A raíz de ese episodio, la música de Serrat fue prohibida durante años en la mayoría del territorio español y el artista recibió durante todo el 1968 insultos y abucheos en cada una de sus presentaciones fuera de Cataluña.
La edición de 2014 también tuvo su cuota de polémica. La ganadora del evento fue Conchita Wurst, una chica trans austríaca que sorprendió a todos con su imagen, ya que entre su pelo largo y su vestido de gala lucía barba y bigotes. Al día siguiente del concurso, un político ruso afirmó: "El resultado demostró lo que los amantes de la integración europea quieren para el futuro de Europa, una chica con barba". La respuesta de Wurst fue: "Viniendo de quien viene, sólo lo tengo que tomar como un cumplido".
El suceso del año
El show tiene demasiados tintes bizarros, pero hay algunos países que lo consideran el evento de espectáculos del año y se preparan con meses de anticipación para el suceso. Tal es el caso de las naciones escandinavas como Noruega, Suecia o Dinamarca. De hecho, la edición del 2001, realizada en el Estadio Parken de Copenhague, fue la que reunió más fanáticos presentes el evento: acudieron nada menos que 38 mil personas.
Según las principales casas de apuestas de Europa,
. Sólo restará definir si el triunfo se obtiene finalmente por las capacidades artísticas del músico o por el impacto que genere su presentación, sin importar el costo o el ridículo al que se someta.