Detuvieron en Abasto a un terrorista de Sendero Luminoso prófugo por un brutal atentado

El peruano Rosalino Pascual Fernández era buscado por la voladura de un hotel en 1995 que causó cuatro muertos y 30 heridos. Fue condenado a 20 años por el hecho: Canadá ya lo había extraditado. En el país, tenía DNI y domicilio céntrico

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En mayo de 1995, un auto cargado con 200 kilos de dinamita causó cuatro muertos y 30 heridos bajo los escombros en lo que fue uno de los picos más infames de la violencia de Sendero Luminoso en el Perú: la voladura del hotel María Angola en el lujoso distrito de Miraflores de la capital nacional. Había comenzado con una maniobra de distracción, según relatos de la época, con ocho hombres enmascarados que gritaban "esto es un asalto" entre las ruletas y mesas de black jack del casino del hotel.

Tomó años cerrar el puzzle de culpables. Finalmente, hubo una condena. En 2010, la Sala Nacional para Casos de Terrorismo del Perú sentenció a seis partícipes por la voladura del hotel, entre ellos Ida Mendoza Mateo, miembro de la cúpula de Sendero Luminoso, señalada como ideóloga y directora del ataque. Recibió 30 años. Entre los que irrumpieron en el hotel, que recibieron 20 años cada uno, estuvo Rosalino Pascual León Fernández, alias "Coco", uno de los senderistas más activos a mediados de los 90. Hoy por la tarde, veintiún años después, Fernández cayó preso nuevamente, no en Lima, sino en plena ciudad de Buenos Aires.

Luego de varias semanas de inteligencia y un riguroso seguimiento, el personal de la Brigada de Investigaciones de la Comisaría N° 9 de la Policía Federal, parte de la PFA que fue traspasada a la órbita de la Ciudad bajo el ministerio de Seguridad porteño a cargo de Martín Ocampo, encontró a Rosalino al volante de un auto en la esquina de Humahuaca y Agüero, barrio de Abasto. Sobre Fernández, pesaba un pedido de captura de Interpol en su contra: ya está en manos de la Justicia federal. Una extraditación sería el próximo paso. Con 58 años de edad, Rosalino resultó ser, básicamente, un prófugo serial.

Buenos Aires no fue su única vía de escape. En julio de 2012, fue detenido en Vancouver, Canadá; se había conseguido un trabajo de limpieza para pasar desapercibido. La hoja de antecedentes de Fernández que en ese entonces llegaba a la sección Antifraude de la embajada canadiense en Perú era por lo menos intensa, el registro propio de un senderista duro. Además de la voladura del María Angola, Fernández era buscado por asaltar a dos empleados de seguridad para tomar sus armas y sus chalecos antibalas y robarle el patrullero a un policía, todo en 1995. Era un propagandista ávido: también se le imputaron pintadas y volanteos a favor de la guerrilla en diversos asentamientos de Lima.

Rosalino había dejado el Perú ilegalmente; increíblemente, a pesar de su dura condena, en 2012 gozaba de libertad condicional. Fue extraditado de vuelta a país. En algún punto, el ex senderista huyó hacia la Argentina, algo que queda por esclarecer. En el país, no era ningún fantasma, al menos ante los registros. Había fijado domicilio fiscal en un departamento de la calle Paso Colón al 1000; su número de CUIL comienza con 62 millones.