Los smartphones irrumpieron en la vida actual como una herramienta que permite estar conectado las 24 horas del día, acceder a mails e informaciones importantes sin necesidad de estar frente a una computadora y –también– ser un participante activo en las redes sociales mientras se prepara la cena en casa o durante una aburrida reunión de trabajo.
Hasta ahí las maravillas del asunto. Pero como no todo lo que reluce es oro, estar online 24 horas, los siete días de la semana, tiene su lado negativo.
Ocurre que la hiperconectividad, los teléfonos inteligentes y ahora los relojes inteligentes, modificaron la vida y las relaciones de múltiples sociedades alrededor del mundo, dejando casi sin opción a quienes no estaban convencidos del cambio. Y aunque trajeron enormes beneficios para la vida laboral y social, hoy se paga el precio de algunos hábitos un tanto nocivos que están arraigados a la conducta social.
La conducta de no poder separarse del móvil ya tiene nombre propio: nomofobia. Y esa es sólo una de las psicopatologías que surgieron debido al mal uso de los smartphones y las redes sociales. Especialistas las denominan así para diferenciarlas de los trastornos de salud mental que ya están establecidos y diagnosticados por organismos oficiales como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su irrupción no es extraña si se tiene en cuenta que según el estudio "Cuántas veces chequeas tu teléfono móvil por día", elaborado por Oracle Marketing Cloud, cada persona consulta su móvil 150 veces al día.
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