Esta mañana en la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA, el mayor lote de drogas psicodélicas en la historia del narcotráfico argentino tuvo su presentación ante el público antes de marchar a un incinerador. El "Operativo Kambo", ejecutado por la Superintendencia a cargo del comisario mayor Jorge Luis Casas tras ocho meses de inteligencia bajo la firma del juez federal Daniel Rafecas, fue botánica pura: arrojó un saldo de 534 gramos de hongos psilocibe de alto poder alucinógeno con 106 jeringas de esporas para producirlos, 80 plantas de salvia divinorum, una planta fumable de alto poder visionario, aún más narcótica que la marihuana, con un kilo de hojas secas y 45 cactus San Pedro, típicos del norte argentino, cuyos botones pueden producir fuertes alucinaciones junto a cinco litros de brebaje de ayahuasca importado de la selva brasileña, una cantidad nada menor ya que un mínimo vasito alcanza para una experiencia fuertemente psicoactiva. Hubo también LSD y 100 pastillas de éxtasis.
Sin embargo, lo realmente llamativo en la operación y lo que le dio su nombre, no vino de la tierra sino del lomo de una pequeña rana: entre los hongos y los cactus, hubo cuatro listones de madera embebidos en la secreción de la phyllomedusa bicolor, proveniente del Amazonas brasileño. "Kambo" es su nombre común. Según información de la PFA, es un veneno y contendría una dimetiltriptamina, DMT, presente también en la ayahuasca y que provoca fuertes visiones, una sensación de flotar, de "salir del cuerpo". Los aborígenes katukina y matsé la conocen ancestralmente: es parte de su repertorio de medicinas tribales. Para la ley argentina, el kambo es una novedad; jamás había sido parte de un procedimiento narco. Tras la reforma del decreto de drogas en la Argentina en 2015, las dimetiltriptaminas están prohibidas.
El hallazgo de un dealer de LSD en la zona de Flores fue el primer paso en la investigación. Luego de ocho meses, hubo nueve detenidos, entre ellos un promotor de fiestas electrónicas, un fotógrafo y un reconocido DJ del estilo psytrance. Con su productora, conocida como P.U.R.A., planeaban montar una fiesta llamada "Natural Feeling" el sábado pasado en una quinta de General Rodríguez. De cara a la tragedia de Time Warp, su lista de invitados, con una entrada a 400 pesos era por lo menos exclusiva: debían confirmar su asistencia en persona en un local de tatuajes de la calle San Martín que fue allanado el viernes. La organización ya había montado fiestas en una disco porteña sobre la calle Yrigoyen y en puntos hippies como Capilla del Monte. Las drogas psicodélicas, básicamente, eran el simbolismo principal.
Frente a la quinta de General Rodríguez donde los detenidos planeaban montar su fiesta hay otra quinta que fue allanada en diciembre pasado: fue el escenario de la "Florio Fest", donde se lo capturó a Nicolás Pachelo, implicado en el caso García Belsunce, acusado de vender pastillas en la ocasión con el fisicoculturista Javier Florio como principal organizador y un previsible saldo de pastillas y cocaína.
Sin embargo, el nuevo operativo no es algo tan sencillo, o tan previsible. Los detenidos del "caso Kambo" tienen vínculos un tanto más inusuales que los de la banda de Florio. En la mezcla, se encuentran el deseo de drogarse en una fiesta electrónica y las terapias ancestrales de los aborígenes latinoamericanos y la subcultura snob que reverencia a las drogas del Amazonas para justificar su consumo recreativo, algo mucho más emparentado con Carlos Castaneda que con la tragedia de Costa Salguero.
"Avisman" iba a ser el principal DJ de la fiesta Natural Feeling este sábado 7: la Policía Federal lo sindica como su máximo organizador. Porteño, de 34 años, es uno de los principales exponentes del estilo psytrance a nivel local, con más de una década de música. Tocó también en el festival Sunrises, organizado en la zona de Los Toldos, provincia de Buenos Aires, en diciembre del año pasado. Entre el material allanado, había una pila de entradas para este evento. La red de contactos lo vincula a "Jorge", un fotógrafo sospechado de ser un distribuidor de drogas. Y "Jorge" está vinculado en la investigación a un tal "Diego", el nexo que cierra todo el esquema.
A ver qué tiene el chamán
Desde hace por lo menos cinco años que el kambo existe en la Argentina. Sus cultores se forman con maestros a nivel local para dar lo que ellos consideran una terapia. "Diego" había sido visto en los círculos que consumen kambo en Capital Federal a mediados del año pasado. Cuando comenzó a administrar la sustancia él mismo, contrabandeada desde Brasil en tablas de madera, los otros cultores del kambo a nivel local comenzaron a mirarlo con recelo; lo consideraban "un barrilete, que no lo hacía seriamente". "Diego", que también es DJ, cobraba 500 pesos por cada sesión. Su detención, entre los habitués de la secreción de la rana, generó un revuelo previsible y una pequeña ola de temor.
El kambo, por otra parte, tiene un cierto marco a nivel mundial: hay más de 50 practicantes y entrenadores que están registrados en la International Association of Kambo Practitioners, una ONG a nivel global que considera que el kambo, a diferencia de lo que postuló la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, no es una droga ni un veneno, sino una medicina, una suerte de tónico. En la lista de la IAKP, hay miembros con presencia en países como Australia, Suiza, Estados Unidos y el Reino Unido, con una clínica en "Sussex". La Argentina figura en la lista: hay tres practicantes registrados. "Gonzalo", uno de ellos, fue detenido en el operativo.
Un cultor local de la sustancia accedió hablar con Infobae bajo estricto anonimato. Las palabras de la ministra Bullrich de esta mañana no le cayeron en gracia. "No se tortura a la rana, como dijo la ministra, ni es un veneno lo que ofrece, ni una secreción. Tampoco tiene DMT en su composición. Es algo complementario a una terapia, como un suplemento vitamínico, te da una purga a través del vómito. Bajo ningún punto de vista es algo para drogarse. Te ayuda a tener más vigor, más fuerza, más energía. No tiene efectos alucinógenos. No lo anunciamos como medicina, yo no digo que soy psicólogo ni médico, ni es ejercicio de la medicina", apunta la fuente.
"Se administra a través de una pequeña quemadura en la piel, el kambo entra en el torrente sanguíneo", explica. El panorama legal, por otra parte, le es al menos incierto. Lo que percibe como un "remedio de la selva" que fue dispensado sin ningún arresto por años en círculos privados hoy equivale a narcotráfico. "No es ni venta de drogas ni ejercicio ilegal de la medicina. No quiero que por todo esto el kambo quede manchado", remata.
Ligado a "Diego", está uno de los eslabones más sorprendentes en la cadena: el psicólogo transpersonal y chamán Jorge Giménez, una figura reconocida entre los círculos de medicinas enteógenas y terapias alternativas. Giménez dijo sobre sus terapias con medicinas indígenas hace unos años: "Son amplificadores, no cambian el punto de apoyo. Si estás mal, va a salir mal, por eso hay que dialogar mucho antes de tomar algún hongo o alguna planta. Nos reunimos en grupos que nunca superan las diez personas. Hay noches que son extraordinarias, se produce un rapport muy fuerte entre la gente que viene a las reuniones. Nadie se vuelve loco, nadie dice ni mu, nadie es emergente de nada ni de nadie. Es muy difícil definirlo. Cada tanto es inevitable el desborde de alguien, hay que manejarlo, no hay que dejar que prospere, porque si no, viene el brote. Hay que hablar, recordar cosas de su cotidianidad, lo vas llevando".
En su garaje, la PFA encontró una serie de hongos, junto con otros alucinógenos. Lo acusan de una docencia extraña: dar clases sobre cómo plantar psilocibe, a 500 pesos el curso completo. En casa de "Nilo", otro productor de las fiestas, vinculado a "Diego", se encontró un virtual vivero de hongos creciendo en tuppers.