La escena ya es conocida. El magnate inmobiliario y aspirante a la Casa Blanca por el partido republicano gana por una holgada distancia en una interna en los Estados Unidos y sus seguidores se agolpan frente al podio para escuchar un encendido discurso de victoria. En los parlantes, suena, a todo volumen, "You can't always get what you want" o, más recientemente, "Start me up", de la banda británica Rolling Stones.
Pero ya no más.
Los dirigidos por Mick Jagger pidieron a Donald Trump que deje de usar sus canciones en los actos de campaña. En un comunicado enviado el miércoles la banda también aclaró que nunca dieron autorización para el uso de su música en los eventos del candidato republicano, famoso por sus polémicos proyectos tales como hacer que México construya un muro en la frontera con los Estados Unidos o prohibir la entrada de musulmanes en los EEUU.
Trump es aficionado a la música y viene usando sin permiso canciones de los Rolling Stones en sus actos desde hace meses, aunque también matizó la selección con Elton John, Adele y Aeorosmith, entre otros. En el caso de estos dos últimos, y también en el de Neil Young, el magnate tuvo que dejar de pasar su música cuando los artistas se quejaron formalmente.
En rigor, los políticos no necesitan el permiso expreso de los músicos para tocar sus obras si cuentan con una licencia general de las organizaciones de los derechos de autor ASCAP y BMI.
Pero los artistas tienen recursos para evitar ser asociados con determinado político o partido, como la cláusula de BMI que les permite objetar el uso de sus propias canciones.