"Nuestro abogado no pudo ver la causa, no lo dejaron. Cuando lo pueda ver, les puedo decir qué pasó", dijo visiblemente atormentado esta mañana el padre del joven estudiante de la carrera de Artes Escénicas la Universidad de la Empresa (UADE) que fue acusado de perpetrar un ataque cibernético al sistema informático de la institución.
"Estábamos abajo. Subieron y bajaron los policías. Se llevaron computadores, monitores e impresoras", describió. Y defendió a su hijo: "No hizo nada. Si alguno fue a la facultad alguna vez, las notas te las transcriben en actas. No se pueden cambiar actas firmadas y libros firmados". En diálogo con la prensa, insistió: "Lo que vale son las actas. Cuando vos querés el título te fijas en lo escrito, no en lo informático".
Sin muchos detalles sobre el caso, el hombre contó que el operativo les "cayó de golpe" y que "no tiene idea de qué se trata", al tiempo que aclaró que su hijo no se encuentra detenido. Explicó que el joven implicado trabajaba "alquilando máquinas"."Se fundió con el valor del dólar. Lo que se llevaron son máquinas que estaba vendiendo, la mayoría están sin discos. Las vendía por partes", dijo.
Según informó este domingo el Área Cibercrimen de la Policía Metropolitana, se constató que las notas del implicado registradas por sistema no se correspondían con las asentadas en papel. Se secuestraron varias notebooks, teléfonos celulares, discos, dispositivos de red, cámaras, micrófonos ocultos y 9 servidores que en el momento del ingreso se encontraban realizando una denegación de servicio distribuida, una maniobra que hace que se mande información desde varios puntos con el objetivo de que el autor no sea identificado en la red. El hacker ya está a disposición de la Justicia.
Tras una intensa tarea de investigación, la fuerza descubrió que el estudiante involucrado había introducido un "malware", también llamado código malicioso, en la página de la UADE. Este software malintencionado le dio acceso a la red y una vez allí dentro habilitó las tarjetas de acceso a los molinetes del edificio y con esas mismas tarjetas ingresó a clases, en donde conectaba su notebook para completar la última parte del ataque. Habiendo investigado todo el circuito, se logró vincular al joven con una IP con la que ingresó al campus virtual y que había sido utilizada instantes antes. Con esta información, se realizaron trabajos de campo, como seguimientos, escaneos de redes y búsqueda del perfil en las redes sociales, hasta dar con el paradero del autor de los ataques.