El divorcio de Kim Basinger y Alec Baldwin fue uno de los más escandalosos de Hollywood en los 90. Con acusaciones cruzadas, la pareja de actores rompió con uno los matrimonios más populares de ese momento.
Las estrellas estuvieron casadas por nueve años. En 2002 dieron inicio a una mediática batalla legal. El actor la tildó de "psicópata" y también la acusó de poner en su contra a la hija de ambos, Ireland, de entonces siete años. La ganadora del Oscar, por otra parte, aseguró que él abusó física y emocionalmente de ella.
A catorce años de este suceso personal doloroso, la actriz, de 62 años, recordó aquella etapa en una entrevista con el medio estadounidense The Edit. En la conversación, la protagonista de Nueve semanas y media admitió que fue un proceso difícil, sobre todo considerando que en el medio estaba su pequeña hija. "Un divorcio es difícil para un niño, sin importar cómo se produzca. Y el nuestro fue muy público y desagradable", contó.
Para evitar que ella sufriera, decidió darle la mayor libertad posible: "Crié a Ireland de una manera poco convencional. Sólo quería que se sintiera libre. Si quería invitar amigos y rayar las paredes con lápices, estaba bien".
"Hoy estamos bien. La vida sigue", afirmó la ganadora del Oscar. Es más, incluso bromea y dice que si ella sólo hubiese hecho una elección de carrera ligeramente diferente, toda la situación se podría haber evitado. "Hubo momentos en que podría haber elegido [mis películas] mejor. Hice The Marring Man, donde conocí a mi ex, pero rechacé el filme Durmiendo con el enemigo, ¿no es curioso? Y luego me fui a dormir con el enemigo".