El jefe de la policía de Teherán, Hossein Sajedinia, anunció la creación de una división de 7.000 hombres y mujeres vestidos de civil que patrullarán la ciudad para evitar transgresiones tales como romper el código de vestimenta o tocar demasiadas veces la bocina del auto.
"Cualquier hombre o mujer podría ser miembro de la unidad", dijo a la agencia AP Sousan Heidari, de 22 años, que se ajusta la hijab sobre la cabeza. "No lo sé, quizás algún policía de civil ya me haya reportado porque usé mucho maquillaje", agregó.
El estricto código de vestimenta islámico que la teocracia chiita de Irán impone a su población demanda que las mujeres se vistan modestamente y se cubran de cabeza a pies. En estos días, sin embargo, las jóvenes iraníes dejan de lado los velos más largos, conocidos como chador, para usar vestidos y pañuelos más a la moda.
Así, la nueva policía es vista por algunos como una instancia más del conflicto entre moderados como el actual presidente, Hassan Rouhani, y los más conservadores del establishment iraní, que consideran que el relajamiento en las normas sociales debilitará los valores y principios de la República Islámica.
Incluso la vice presidenta de asuntos familiares y de las mujeres, Shahindokht Molaverdi, dijo que habían recibido mucha quejas por la decisión de la policía y que el gobierno revisaría la situación.
En el pasado los policías encargados de resguardar esos valores y principios vestían el mismo uniforme verde que los oficiales comunes, y se ubicaban en las principales plazas a la vista de todos.
Sus técnicas incluían regalar pañuelos, quitar el maquillaje "excesivo" o hacer advertencias, y en el peor de los casos podían poner multas.
Pero ahora, los policías vestidos de civil y caminando como ciudadanos normales provocan preocupación. Azizeh Shirazi, madre de dos mujeres universitarias que escuchó el anuncio de la nueva fuerza, dijo que "cuando las chicas no responden al teléfono durante el día, mi corazón late más fuerte".
Para el analista político Saeed Leilaz, esta nueva unidad es una reacción a la derrota de los candidatos conservadores en Teherán durante las últimas elecciones parlamentarias, donde moderados y reformistas ganaron los 30 rerepresentantes de la capital en el Parlamento iraní. "Es una expresión de enojo y de venganza, además de un esfuerzo para restringir a Rouhani", consideró.
Por su parte Gholam Hossein Mohseni Ejehi, el vocero del poder judicial iraní, dominado por conservadores, señaló que ellos "apoyan definitivamente el plan de la policía para confrontar la abierta corrupción social".