Holanda será el primer país del mundo en proscribir los autos no eléctricos

El país europeo está a un paso de aprobar una ley que prohibiría la comercialización de autos de combustión fósil para 2025. El trasfondo de esta política radical

Sólo falta la aprobación del Senado holandés para el proyecto se convierta en ley Shutterstock 162

Holanda le pone fecha de vencimiento a la era del petróleo. El país europeo proyecta un plan de sustentabilidad que busca ser condescendiente con el ambiente. Aprobó una moción para prohibir la venta de autos motorizados por combustible fósil para 2025. La ambiciosa propuesta, impulsada por el Partido del Trabajo (PvdA), ha sido apoyada por la mayoría de los diputados de la cámara baja del Parlamento.

La medida ahora debería pasar por el Senado holandés para poder aplicarse definitivamente. Bajo este plan extremo, todos los autos que emitan dióxido de carbono serían proscritos, al menos en términos de nuevas comercializaciones. Incluso este proyecto de ley debió adaptarse a una experiencia más realista: el objetivo inicial era erradicar de las calles a los vehículos alimentados de gasolina o diésel y que únicamente puedan circular modelos eléctricos. La legislación se sometió a una reformulación para prohibir sólo la venta de los autos contaminantes. Esta moción también extiende su intervención a los híbridos de bajo consumo y permitiría el desarrollo de los coches que sean abastecidos por celdas de hidrógeno.

No faltarán las controversias alrededor de esta iniciativa política visceral. Que en tan sólo nueve años el mercado automotriz holandés sea monopolizado por los autos ecológicos enmarca una teoría radical, de por sí compleja en su aplicación. Los Países Bajos no se caracteriza por ser un país con un buen nivel de eficiencia energética. Registra un elevado contenido de carbono en la atmósfera, de los más agresivos de toda la Unión Europea. Sus energías renovables representan apenas el 5% en la capacidad de generación energética del país, un porcentaje que en comparación al 42% de necesidades que cubre el petróleo resulta bastante poco.

El campo automotor holandés de modelos eléctricos es actualmente del 9,6 por ciento. Algunos líderes políticos, como Halbe Zilstra -representante del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) de centroderecha-, acusan esta medida de inverosímil. Sugieren que esta política entraría en conflicto con el acuerdo de energía del país y con el flujo de inversiones de impacto en la economía local por las mega compañías automotrices. El Ministro de Economía Henk Kamp, también perteneciente al VVD, advirtió que la propuesta es demasiado ambiciosa y estipuló que como máximo la perspectiva debería ser que el 15% de los automóviles nuevos en 2025 sean completamente eléctricos.

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Diederik Samson, líder del PvdA, respondió sobre la factibilidad de la propuesta de sustentabilidad ambiental con la eliminación de nuevos autos contaminantes tras 2025. "El acuerdo de descarbonización se prolongará hasta 2025. Después de eso seremos libres. Somos ambiciosos, tal vez otras partes no lo sean tanto", consideró el propulsor del ferviente plan de emancipación del combustible fósil vehicular.

A falta de que sea aprobada como ley y con una trastienda que promete engendrar una polémica bisagra, al futuro de los autos eléctricos se le abre un camino ancho. Que el debate se imponga favorece la tendencia de democratización de los vehículos ecológicos, limpios. Esta novedad adopta continuidad tras la irrupción del Tesla Model 3, el modelo congeniado para masificar la tecnología de renovabilidad energética en los autos. Esta medida acompañaría el desconocimiento de los eléctricos, la desmitificación de sus prestaciones negativas, la proliferación de sus virtudes.

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El Senado de Holanda tiene entre manos la posibilidad de darle futuro de corto plazo a la erradicación de los vehículos con motores de combustión fósil. La promesa del partido político que impulsa esta iniciativa es acercar a los autos eléctricos a la coyuntura actual. Un propósito madre encubierto detrás de una política sostenible y audaz.