Israel celebra a partir de este viernes y en medio de fuertes medidas de seguridad y tensión el Pésaj, la Pascua judía, una festividad que conmemora la liberación de la esclavitud en el Egipto faraónico hace unos 3.200 años.
La población israelí se reunirá esta noche para la tradicional cena de Pascua (Séder), abriendo un período de siete días de fiesta que para los judíos en la diáspora será de ocho.
La fiesta coincide con un nuevo período de tensión en la zona a raíz del atentado suicida palestino del lunes en un autobús de Jerusalén, el primero en años y que ha reivindicado el movimiento islamista Hamas.
"Se ha elevado la alerta al nivel 3 (de 4) y miles de policías se desplegarán en los centros de diversión y de concentración de público", indicó la Policía en un comunicado.
Se ha elevado la alerta al nivel 3 (de 4) y miles de policías se desplegarán en los centros de diversión
Por su parte, hasta la noche del sábado al domingo el Ejército sólo abrirá los pasos con Gaza y con Judea y Samaria (Cisjordania) para los casos humanitarios, confirmó a la agencia de noticias EFE una vocera militar.
La alerta se debe también a que el Pésaj es una de las tres fiestas de "peregrinación" a Jerusalén, lo que incrementa considerablemente el número de visitantes judíos al sagrado Muro de los Lamentos.
También son numerosos los fieles que piden visitar el recinto del Monte del Templo, donde hoy está la Explanada de las Mezquitas, uno de los principales focos del conflicto palestino-israelí.
Caracterizada por la ausencia de pan y productos leudados, la fiesta es también conocida como de la libertad o de la primavera y supone para los judíos el nacimiento de su conciencia como pueblo, el momento en el que obtuvieron una identidad propia como nación tras la esclavitud del faraón.
"Para nosotros Pésaj es recordar que todo acabó, que ahora somos libres"
"Para nosotros Pésaj es recordar que todo acabó, que ahora somos libres", explicó a EFE Lea Glazer, vecina de Jerusalén.
De acuerdo a la tradición del libro del Éxodo, durante esta fiesta los judíos no consumen ningún alimento fermentado para recordar que en su huida no pudieron esperar a que la masa de pan subiera y se horneara de forma correcta.
Razón por la que no comerán ningún cereal que se mezcle con el agua durante más de 18 minutos -a partir de cuando se considera un producto leudado-, y por la que panaderías y supermercados vacían sus estantes de pan para proveerlos de "matzá", un pan ázimo que se prepara en panaderías especiales con harina y agua y cuya mezcla se introduce al horno casi de inmediato.
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Las costumbres varían ligeramente dependiendo del origen de los judíos: así los ultraortodoxos askenazíes (originarios de Europa central y oriental) tampoco consumirán legumbres, mientras que los sefardíes (de la España medieval) sí lo harán.
A estas tradiciones se suma una limpieza exhaustiva de los hogares para que no quede ningún resto de "jametz" o producto leudado prohibido durante la fiesta.
"Limpiamos nuestras casas y (con ello) también limpiamos nuestro interior", explica la ultraortodoxa Glazer, que ha dedicado toda una semana a erradicar de su casa cualquier resto.
Judíos observantes como Ashel purifican además en plena calle la vajilla que utilizarán durante la fiesta porque "si no la comida que pondremos en los platos se contaminará".
La limpieza se hace con "agua hirviendo o con fuego", explicó a EFE.
Las calles del centro de Jerusalén se han sumado al ambiente festivo con iniciativas municipales como el trazado de dibujos en 3D sobre el suelo, obras de artistas internacionales que muchos ciudadanos utilizan como photocall, resaltando su lado más divertido.