"Motita", un bebé tapir que fue rechazada por su madre es alimentada por una complaciente cabra en el zoológico Nacional de Nicaragua, que impulsa desde hace unos años la reproducción de estos mamíferos en peligro de extinción, también conocidos como los "jardineros del bosque".
"Como la madre no la quería decidimos primero darle biberón con leche de cabra porque no produce cólico, y después la pegamos a (la teta de) una cabra recién parida", contó la directora del zoológico Marina Argüello.
"Pero la pobre cabra ya no da más porque la tapir es muy glotona", señaló Argüello, quien pidió prestado a unos familiares dos cabras más para alimentar a la mimada tapir que toma leche cada cuatro horas.
"Vieras qué linda que es", dijo Argüello, que explicó que le pusieron "Motita" como nombre porque es la expresión que usan los nicaragüenses para referirse a los huérfanos de madre.
Relató que "fue imposible" obligar a la madre a que amamantara a la tapir y que para evitar que la agrediera la separaron de su lado. "Es cuestión de carácter", indicó la directora del zoológico.
Los tapires son mamíferos que pueden llegar a medir hasta dos metros de largo, alcanzar un peso de 300 kilos y vivir 18 años. Viven en los bosques del Caribe de Nicaragua y se alimentan de hierbas, frutos e invertebrados.
El zoológico de Nicaragua fue reconocido el año pasado como el mayor reproductor de tapires en cautiverio durante el primer Congreso Internacional de tapires celebrado en Ecuador.