El Buró Federal de Investigaciones (FBI) pagó más de un millón de dólares a un grupo de hackers para acceder al iPhone que usó uno de los autores de la masacre de San Bernardino en diciembre pasado, luego de que la empresa Apple se negara a prestar ayuda.
Si bien la cifra exacta no fue divulgada, el director del organismo, James Comey, indicó en una conferencia de prensa que habían pagado "más de lo que yo cobraré en lo que me queda en este trabajo, que son siete años y cuatro meses", un sueldo calculado en 1.331.000 dólares, según datos públicos.
El celular pertenecía a Rizwan Farook, quien junto a su esposa Tashfeen Malik perpetraron una masacre en San Bernardino, California, en diciembre de 2015. En total, murieron 16 personas, incluyendo los dos jihadistas, y 24 resultaron heridos.
Pero la empresa Apple, fabricante del aparato, se negó reiteradas veces a prestar su ayuda para flanquear el código de seguridad y permitir el acceso a los datos del iPhone 5 de Farook, alegando que de hacerlo pondría en riesgo la privacidad de todos su dispositivos.
Un largo litigio entre el FBI y la compañía siguió, hasta que el 12 de abril se conoció que un grupo de hackers profesionales contratado por las autoridades había encontrado un defecto en el software que les permitió acceder a los datos del teléfono, al costo de más de un millón de dólares.