La confección de un currículum vitae significa para muchos la creación de una especie de "vidriera de logros" que refleje –o que por lo menos intente reflejar– el universo infinito de talentos que todos poseen. Sin embargo, esto no siempre es así ya que, de por sí, un currículum no puede demostrar fielmente las habilidades de una persona, un problema que se agrava si además tiene errores (que podrían evitarse con una revisión de lo que realmente importa para un empleador o un empleo en particular).
Es muy común que en las primeras búsquedas de trabajo no se consigan entrevistas donde realmente se quiere trabajar y que por el contrario sí se consigan en lugares en los que no. Esto sucede por dos cuestiones: por un lado, la responsabilidad recae principalmente sobre las empresas, que todavía buscan currículums en vez de buscar personas. "Un CV es sólo una herramienta a medida de las organizaciones que, lógicamente, necesitan para seguir encajando a todos en una matriz única para poder comparar y seleccionar", explicó Carolina Borracchia, CEO de Combo Employer Branding y autora del libro It's a Match! Cómo ganar la guerra del talento.
Pero, por otro lado, los postulantes muchas veces tienen que adaptarse a ese modelo aunque no quieran y, para eso, su currículum debe reflejarlos correctamente. Uno de los errores más comunes en la construcción de un CV es intentar que sea largo: escribir todas y cada una de las cosas que se han hecho en la vida sin escatimar en actividades absolutamente irrelevantes. O incluso eliminar datos que a simple vista parecen de poca relevancia, pero que podrían funcionar muy bien. Esto solo ocupa espacio y no dice nada a los posibles empleadores o, mejor dicho, dice mucho. ¿La clave? Concentrarse en lo que no hay que poner, más que en lo que sí.
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