La industria camina hacia un futuro donde la incidencia el hombre sobre el volante sea relegada por una computadora. Los coches autónomos prometen una revolución, auguran la creación de un nuevo paradigma en el mundo de la movilidad. Toyota se interpone en esos planes ambiciosos de completa automatización con una tecnología semi autónoma. Bautizada "ángel guardián", la compañía diseñó un software que se desautorice al conductor, tome temporalmente el control de vehículo y evite un potencial daño que la mirada cognitiva del humano no pueda identificar.
Un auto que vele por la seguridad de los transportados. Durante un momento raudo, repentino, fugaz. Una especie de "copiloto invisible" que desacredite la inteligencia del hombre, intervenga en una maniobra urgente en caso de emergencia, evite una hipotética colisión, custodie la salud de los pasajeros y luego le devuelva el mando al conductor. Toyota trabaja en una idea de inteligencia artificial complementaria, no esencialmente independiente.
Esta iniciativa por comercializar este sistema de automatización denominado "ángel guardián" surge de un reporte del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), organismo que coopera con la planta del Instituto de Investigación de Toyota en Estados Unidos. Esta entidad de estudio de la firma nipona fue creada hace un año con USD un mil millones de fondos para trabajar sobre los conceptos de conducción autónoma, inteligencia artificial y robótica. Su primer gran proyecto parece ser un manejo mixta con participaciones mágicas de la tecnología.
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