Hace un par de años Pedro Biscay era un hippie de barba larga al que era más fácil encontrarse en una escondida playa de Chapadmalal que en la City porteña. Sin embargo, su vida tuvo un giro de 180 grados durante el segundo gobierno de Cristina Kirchner.
A fines de 2014, cuando la entonces jefa de Estado y su ministro de Economía, Axel Kicillof, querían dar un golpe de timón en el Banco Central, Biscay se transformó en director de la entidad monetaria, cargo que ostenta hasta hoy. Ese nombramiento lo llevó ahora a figurar entre los imputados en la causa judicial por el "dólar futuro", que está bajo la órbita del juez federal Claudio Bonadío y el miércoles tendrá a Cristina Kirchner sentada en declaración indagatoria.
Biscay llegó al Central designado por otro acusado en el expediente, Alejandro Vanoli. Además de integrar el directorio del BCRA, se desempeñó como vicesuperintendente de Entidades Financieras. Sin embargo, su nombre había llegado a los diarios un par de meses antes, cuando promovió un escrache contra el ex ministro de Economía Domingo Cavallo en la UCA.
Conoció a Kicillof y a Mariano Recalde en sus años de estudiante y militante universitario. Se diferenció de ellos y se dedicó a perseguir delincuentes financieros desde el Centro de Políticas Públicas para el Socialismo (Ceppas) y el Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica (Cipce).
"No soy socialista ni de [Jorge] Rivas ni de [Hermes] Binner. Tampoco soy de La Cámpora ni de Axel. No llegué acá por estar de acuerdo con ellos. Fue lo que hice lo que me trajo acá", afirmaba con orgullo sobre su ADN político.
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