Desde que, en diciembre, se concretó el acuerdo internacional de París para disminuir emisiones de gases de efecto invernadero se han revelado algunos hechos preocupantes:
En enero, científicos reportaron que 2015 fue el año más caliente del que se tiene registro, sin embargo, en 2016 podría establecerse un nuevo récord.
En febrero, una organización en Princeton dijo que las inundaciones por mareas altas, que ya hacen difícil la vida de la gente que vive en ciudades costeras, están agravándose cada vez más.
A mediados de marzo, un grupo de expertos (que incluyó a James Hansen, el primer científico que notificó al Congreso de Estados Unidos en 1988 sobre los peligros del a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" cambio climático/a) advirtió que los cambios de clima pueden ser repentinos y abruptos, lo cual daría poco tiempo a la sociedad para enfrentarse a inundaciones, sequías severas y otros cataclismos.
Y ahora, según explicó The New York Times, hay otra predicción alarmante: si las emisiones de dióxido de carbono de los combustibles fósiles continúan, la enorme capa de hielo del oeste de la Antártica puede empezar a desintegrarse, lo que ocasionaría que el nivel del mar aumente de 1,5 a 1,6 metros para el final del siglo, y destruiría ciudades costeras, además de países ubicados en islas bajas con la consecuente devastación del medio ambiente.
Este descubrimiento se publicó a fines de marzo en la revista Nature; los autores son dos expertos en comportamiento de la capa de hielo: Robert DeConto, de la Universidad de Massachusetts en Amherst, y David Pollard, de la Universidad del estado de Pensilvania.
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