El pasado martes comenzaron a redirigir desde Grecia a los puertos turcos de Dikili y Cesme, los primeros 200 refugiados que habían arribado a Europa huyendo de la guerra en sus países para ser repatriados. Según la cadena árabe Al-Arabiya, "hasta este viernes el número de deportados ascendió a 1.623".
Estas personas encabezan la lista de refugiados expulsados de Europa luego del acuerdo en que los países centrales de la Comunidad Económica Europea y el gobierno turco del presidente Erdogan firmaran hace casi un mes. El negocio resultó excelente para a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Turquía/a que embolsó dos pagos de la UE, en noviembre de 2015 y en marzo del año en curso, un total de 6.500 millones de euros para hacerse cargo de los refugiados... aunque no lo hizo ni dio nada a cambio.
"En los próximos dos meses se sucederán más deportaciones con las que la UE deslindará en Turquía un problema político y humanitario para el que no encontró otra solución que la expulsión de más de dos millones de personas", según informo el diario español iEl Mundo/i. Se espera que durante abril y mayo Turquía se encargue de repatriar hasta el último de los refugiados a sus países de orígenes.
Ante este panorama, en el mundo árabe, tal como lo señala el informe de Al Arabiya, "se habla del fracaso colectivo del proyecto europeo que pondrá en riesgo la vida de miles de personas que han escapado de distintos conflictos en sus países".
Sin embargo, no se ha escuchado la voz de ningún gobierno árabe islámico pronunciándose a favor de recibir a estas casi dos millones de personas que serán expulsadas de Europa.
Tras el polémico acuerdo entre la UE y Turquía, muchos organismos internacionales, entre ellos Naciones Unidas, "advirtieron sobre la dudosa legalidad de las expulsiones colectivas, contrarias a la Convención Europea de Derechos Humanos".
A pedido de la ONU, la Unión Europea se comprometió en enviar a Grecia cientos de sus funcionarios para tramitar los expedientes de asilo para casos excepcionales (que no suelen resolverse en el plazo mínimo de dos meses). A eso se suma que la llegada de personas es incesante, por lo que las instalaciones levantadas en Grecia y Turquía resultan cada vez más insuficientes para albergarlos a todos.
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