Qué hay detrás de los 40 allanamientos narco en la Villa 31

La inédita redada a cargo del juez Lijo y el fiscal Di Lello que logró trece detenidos apuntó a los principales puntos de los traficantes de Retiro: los nuevos nombres de poder, sus kioskos de paco, depósitos de armas, un corralón ilegal y un célebre aguantadero

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Entre balas y 16 mil dósis de paco, la Justicia pudo saber quién es quién. El megaoperativo ordenado este jueves por la mañana por el juez Ariel Lijo para más de 40 domicilios en los asentamientos de Retiro y que recolectó trece detenidos, la amplia mayoría paraguayos, uno de ellos con pedido de captura por homicidios, no ocurrió sin inconvenientes. Hubo disparos desde la casa 49 de la manzana 99 de la Villa 31 bis, tras una puerta blanca que llevaba al fondo de un pasillo cargado de conexiones precarias de cables y ladrillos sin revoque. Un grupo de presuntos dealers respondió a balazos ante la llegada de efectivos de la división Antidrogas Urbanas de la PFA.

Afortunadamente, nadie salió herido. Pero el pasillo no es cualquier pasillo, por otra parte. Para el fiscal Jorge Di Lello y su equipo a cargo de instruir la causa, era claramente un punto estratégico; un bunker para guardar armas, controlado por traficantes paraguayos. Hay un apodo puntual vinculado a ese pasillo: "Ñené".

"Ñené", por su parte, tiene un hermano, algo más importante que él en el micromundo de delincuentes de la 31 bis: le dicen "Zapara". En documentos de la causa a los que accedió Infobae, "Zapara" tiene un rol preponderante. Para Di Lello y su fiscalía, sería un nuevo narco, otro jugador con droga a su nombre en uno de los territorios más violentos del país. Su propia casa en la manzana 105 fue allanada. Hay otros puntos vinculados al nombre, domicilios en las manzanas 4 y 5, que también fueron parte de la lista.

En esos lugares, rodeados de escalera caracol, se guardaría y fraccionaría la droga que se vende en manzanas como la 105, pleno Playón Este, un punto controlado por paraguayos. Para Di Lello, "Zapara" sería parte de la banda de "Los Sampedranos", llamada así porque sus miembros provienen de la zona de San Pedro, en la Región Oriental de Paraguay, un grupo que fue detectado por el fiscal Federico Delgado a mediados del año pasado, sospechado de venderle droga a alumnos del colegio Fili Deii de apenas doce años. Jamás se supo quién es su líder, por ejemplo. Su estructura hasta ahora era un enigma.

En la manzana 105, la Justicia federal apuntó también contra las operaciones de otro habitué de las crónicas de traficantes de la Villa, conocido como "Don Ramón". El kiosco que tiene su nombre cerca de la Plaza de los Lápices es un punto estratégico: permite ver los pasillos circundantes. Ahí, los paraguayos también ocultarían su droga. Tras los depósitos de "Ramón" suena otro nombre también paraguayo, "Marcos": su rol sería administrar las armas.

Todas estas sospechas no son automáticas, sino el trabajo de cuatro años de inteligencia y unificar causas a través de diversos juzgados en Comodoro Py. Así, el equipo del fiscal Di Lello establece quién es quién en la actual realidad narco de las villas 31 y 31 bis, los nuevos jugadores de poder más allá de capos célebres como César "El Loco" Morán, preso en Devoto por dos homicidios y con un pedido de extradición de la Justicia limeña o la sombra de Alionzo "Ruti" Mariños, enemigo mortal de "Marcos" Estrada González, buscado por el juez Sergio Torres.

La idea del fiscal Di Lello y su equipo que tomó fuerza en el Gobierno fue precisamente no ir detrás de armas y cargas de droga, sino tomar el territorio por la fuerza para comenzar un extenso trabajo social con los vecinos. El primer golpe fue efectivo. Hubo más de 500 efectivos de divisiones de la PFA como Antidrogas Urbanas y el GE-1, más una actuación notable del Cuerpo de Prevención Barrial, con un destacamento en la frontera del Playón Oeste, una de las zonas más violentas; su personal es de gran experiencia para operaciones federales de gran despliegue en territorio villero. Pero el control narco en la 31 y la 31 bis es extenso. La ministra Patricia Bullrich dio su conferencia de prensa esta mañana junto al secretario Eugenio Burzaco y el jefe de la PFA, Néstor Roncaglia en la Plaza de los Lápices, no muy lejos de la manzana 105. Ahí, por ejemplo, fueron vistos con frecuencia los supuestos soldados de "Ruti" Mariños y los dealers ligados a los "Sampedranos".

El corralón ilegal y boliche bailable Tarzán en la manzana 109 también integró la lista de puntos en donde irrumpió la PFA. Es otro viejo favorito. El juez Casanello ya lo había allanado por cargar materiales de construcción. "Tarzán" es el apodo de su supuesto dueño, Francisco Fouz. Junto a su hermano Pedro, fue largamente investigado: Pedro tiene a su nombre dos causas en la Justicia federal, una de ellas por estupefacientes. Sus teléfonos, largamente intervenidos, dieron resultados negativos.

Para la Justicia, el corralón ilícito sería una simple pantalla para ocultar maniobras narco. Por otra parte, se lo considera fuertemente vinculado a "Los Sampedranos". Otros domicilios vinculados a Fouz también fueron inspeccionados en las manzanas 108 y 105. El 21 de marzo, a pocos metros del corralón "Tarzán", Edwin Tupía, un peruano de 41 años, apareció acribillado a balazos en un Volkswagen Polo. Fuentes que conocen a la zona hablan de sicarios paraguayos como los presuntos responsables. Alguien que conoce bien la 31 bis apunta: "Si sos peruano, no andes por donde mandan los paraguayos. Así de simple".

La "Casa del Pueblo" en la manzana 102, donde fue capturado el presunto sicario Juan "Piedrita" Arredondo en septiembre pasado y bajo el control de César Morán, también sintió el ariete en su puerta. Es un célebre aguantadero, un nodo para los traficantes peruanos de la zona con fuertes sospechas de venta mayorista de paco. En el operativo, se detuvo un hombre ligado al lugar, sospechado como una figura jerárquica, paradójicamente un paraguayo. Hubo cálculos de un debilitamiento de la banda de César, ante el encarcelamiento de su líder y sus principales soldados. Pero alguien que conoce a fondo el Playón Este explica: "Nunca dejaron la 'Casa del Pueblo'. Y ahora tienen chiches nuevos, no sé si me explico".

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