Europa, chantajeada y sola ante el yihadismo

Reuters 163

Pensar en una intervención militar de países musulmanes en Siria e Irak resulta ingenuo, declaró a la agencia Reuters el pasado domingo el canciller sirio Walid al Moallem, a la vez que ratificó su advertencia de semanas atrás de que cualquier tropa terrestre que entre a su país "regresará a casa en ataúdes".

De hecho, la estrategia occidental de dejar a los vecinos árabes hacerse cargo de la situación militar del conflicto no ha teniendo efecto alguno en los últimos dos años. Tal actitud de la comunidad internacional ha llevando al fortalecimiento de Irán en la región. Teherán lo comprendió en el terreno sirio y hoy se extiende a varios puntos de África sabiéndose momentáneo ganador en Siria, Yemen e Irak. Los jomeinistas conforman un régimen totalitario y patrocinador del terrorismo, pero astutos; y no disimulan su interés en liderar el mundo musulmán contra Occidente. El general Hassan Firuzabadí, jefe del Centro de Mando Conjunto de las Fuerzas Armadas, declaró a la agencia rusa RT que "Irán ayudará a los musulmanes que lideren la revolución islámica en el continente africano".

Al tiempo, la tentación europea de buscar la colaboración de Rusia para acabar con el ISIS manifiesta un profundo error estratégico, ya que su destino será el de someterse al chantaje ruso y acabará siendo rehén de Moscú. La presencia de Putin en Siria y la influencia o expansión de Irán en Irak serán –a largo plazo– un enorme error geopolítico por el que los europeos pagarán alto costo.

Putin es el principal factor de inestabilidad en el este de Europa, nunca será un aliado real de los europeos y su fortalecimiento en Siria –a pesar de un supuesto retiro parcial de Moscú de allí– traerá en el futuro más y mayores problemas en el flanco europeo occidental.

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La OTAN sigue siendo un instrumento poco y mal utilizado por los países miembros; sea a través de su movilización, apoyo logístico o de su mando de Operaciones Especiales, tiene un papel que jugar.

Las declaraciones de solidaridad –pero con distancia– efectuadas por el presidente Barack Obama a varios medios de prensa estadounidenses sobre los atentados de Bruselas demuestran que los europeos, a mediano y largo plazo, deben garantizarse su propia defensa, y eso pasa por una mayor inversión militar, algo que hoy no está sucediendo. Aunque no lo quiera, Europa deberá aumentar los presupuestos de defensa en la mayoría de sus países y focalizar este gasto en la amenaza del terrorismo islamista, que la ha tomado como blanco principal.

En el campo sirio, Bashar al Assad no es parte de la solución, es directamente el problema. Las dictaduras en Oriente Medio no son la solución ni el freno al terrorismo, por eso la continuidad de la dictadura de siria no es una solución válida. El presidente Al Assad demostró de lo que es capaz contra sus ciudadanos desarmados y, de no ser por Putin y su Fuerza Aérea, el ejército sirio estaría vencido por agrupaciones terroristas como Al Nusra, ISIS y hasta por los rebeldes del Ejercito Libre Sirio.

"El vínculo de Al Assad con el terrorismo chiita en su relación con Irán y Hezbollah (su ejército de ocupación en Líbano) constituyen un problema en sí mismo. El gobierno de Assad es, definitivamente, un factor de inestabilidad en la región", declaró el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, a la cadena iCBS/i. "El objetivo de la comunidad internacional debe ser cambiar su régimen político si realmente se desea acabar con la guerra civil y el padecimiento del pueblo sirio y evitar la proliferación e infiltración de elementos terroristas dentro de suelo europeo", aseveró John Kerry, luego de los ataques de Bruselas.

En la misma línea de declaraciones de Kerry, el director nacional de Inteligencia estadounidense, Frank Moore, declaró ante Congreso norteamericano "que se debe impedir que Assad siga bombardeando a su propia población y cometiendo crímenes de guerra con el uso de armas químicas".

Lo concreto es que los países centrales occidentales no están obligados a dejar la región en manos de Turquía, Rusia e Irán, pero cada día sus posiciones se consolidan por el repliegue de los primeros. De allí que, les guste o no a los europeos, deberán modificar sus gastos de defensa, "sencillamente porque están solos en esta lucha". El compromiso estadounidense con una guerra que se libra en las ciudades europeas es y será menor en el año que le resta a Obama para finalizar su mandato, y la situación no se modificará sustancialmente.

La decisión de abandonar Irak y no volver a Afganistán del presidente Obama fue terminante, y es dudoso que una nueva Administración estadounidense –demócrata o republicana– vuelva al compromiso anterior.

Los europeos están en la actualidad más solos que nunca, y buscar protección en Rusia constituye una tentación que Europa pagaría muy cara.

Sin embargo, a mediano y largo plazo, sin presencia europea en Oriente Medio, no será posible ganar la guerra contra el terrorismo. En ello es relevante el mayor gasto militar tanto como sus decisiones políticas, que ya no pasan por Washington. Sin protección norteamericana, los europeos deberían aumentar cuanto antes y de manera significativa sus presupuestos de defensa, dotándose de las capacidades necesarias para combatir no sólo al ISIS, sino a los grupos que a futuro lo sustituirán en amplias zonas de Oriente Medio y África.

La guerra contra el terrorismo tiene una variante interior, los estadounidenses la conocen, los europeos no. Es en este ámbito donde deben incrementar las medidas de control en las fronteras de la UE. A corto plazo, deberán aplicar excepcionales medidas de seguridad ante la avalancha de refugiados que sufre Europa.

En los países del Este, la utilización conjunta de fuerzas de seguridad y fuerzas armadas en el sellado y control de fronteras ha demostrado ser un instrumento útil que puede extenderse al resto de países comunitarios donde la vulnerabilidad quedó demostrada en la ejecución de los atentados realizados en Bruselas. "Los terroristas se movieron libremente entre Bélgica y Francia con armas y material explosivo". Esto pone de manifiesto el alcance y no sólo los riesgos inherentes a los Acuerdos de Schengen, sino la libertad de acción para los terroristas "de cosecha propia, nacidos en Europa y con pasaportes comunitarios de la UE".

No sólo en Europa, sino también en EEUU y América Latina, incluida la Argentina claro está; la progresía de izquierda actúa igual que la derecha: abusan de personas que no están bien informadas en la habitualidad que caracteriza a muchos medios de prensa para sesgar la realidad a través del doble rasero. Lo que hacen, en definitiva, es asesinar de ese modo la verdad en busca de fortalecer sus posiciones y objetivos políticos, baste con leer foros de adherentes a dictadores como Assad o al terrorismo islamista de Hezbollah o el ISIS.

Muchos medios de prensa occidentales han desarrollado absurdas teorías justificantes para elaborar respuestas no demostrables fáctica ni empíricamente y, peor aún, que ni siquiera son esgrimidas por los propios terroristas al afirmar que "la pobreza, la postergación y las culpas reales o imaginarias del propio Occidente provocan todo ese terrorismo criminal". Nada de ello es verdad, y todo lo que se hace o dice no excede de afirmaciones surrealistas influenciadas por aspectos dogmáticos en los cuales Occidente se convierte en el "árbol que da la madera al mango del hacha que lo derribara" y cuyo único objetivo es transformar a la víctima en culpable de su propio asesinato.

El yihadismo en todas sus fases, desde imanes radicales a jóvenes delincuentes radicalizados, se mueve con total libertad. Es necesario que los países sean capaces de establecer los mecanismos jurídicos y policiales necesarios establecer controles fronterizos internos por razones de seguridad.

En un mundo ideal, lo normal sería accionar policialmente para neutralizar el potencial delito de una amenaza terrorista, sirviéndose de una fuerza mínima. En la realidad del mundo actual y la estrategia criminal del terrorismo yhadista, el dilema aparece más complejo.

Europa es el blanco inmediato y real del islamismo, los europeos deben comprenderlo. Si ello no sucede, sus sociedades continuarán siendo víctimas de muchos y más crueles ataques, extremadamente más graves y con saldos de víctimas que ni siquiera imaginan.