El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera el vicepresidente Michel Temer, rompió hoy con la presidente Dilma Rousseff y se declaró "independiente", incluso respecto a un posible juicio político contra la mandataria.
"El PMDB se retira de la base de gobierno de Rousseff", proclamó el senador y vicepresidente del partido, Romero Juca, que presidió la reunión en el Congreso en Brasilia, en medio de aplausos y de gritos de "¡Brasil presente, Temer presidente!", en referencia al vicepresidente Michel Temer, favorable a la ruptura.
El PMDB es la mayor fuerza política del país con 69 diputados y 18 senadores, claves para Rousseff, que intenta contener un proceso de destitución en el Congreso por presunta manipulación de las cuentas públicas. Gobierna, además, en siete de los 27 estados del país, pero su mayor base está en el plano municipal, en el que cuenta con 1.041 de las 5.570 alcaldías del país.
La ruptura del PMDB puede poner en juego la supervivencia política de la presidente, que enfrenta un proceso en el Legislativo y necesita el apoyo del que hasta hoy era su principal socio de gobierno para esquivar el juicio parlamentario.
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La decisión ordena la entrega de todos los cargos que los afiliados a esa formación tienen en el Gobierno, lo que incluye a siete de los 31 ministros, aunque uno ya se adelantó. El titular de Turismo, Henrique Alves, se anticipó un día a la decisión del partido, presentó su renuncia este lunes y ya ha sido aceptada por Rousseff.
Todavía en manos de dirigentes del PMDB están las carteras de Minas y Energía, Salud, Agricultura, Puertos, Aviación Civil y Ciencia y Tecnología, cuyos titulares deberán renunciar al Gobierno o correr el riesgo de sanciones en el seno del partido, que pueden llegar a la expulsión.
Temer, primero en la línea sucesoria en caso de una destitución de Rousseff, no asistió a la reunión celebrada en Brasilia para "no mezclar las funciones institucionales de la vicepresidencia con las cuestiones partidarias", según explicó el propio PMDB.
Tampoco asistió el presidente del Senado, Renán Calheiros, otro de los dirigentes más importantes del partido, pues como "puede ser quien presida el juicio político contra Rousseff", optó por evitar el debate interno, según dijo el senador Romero Jucá.
El Gobierno batalla con una severa crisis, alimentada por los escándalos de corrupción de la estatal Petrobras y por una recesión económica de escala histórica.