El cáncer de cuello uterino es el segundo tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres argentinas detrás del de mamas. Si bien se trata de una enfermedad que atendida a tiempo puede ser curable, es imprescindible hacerse los chequeos correspondientes y seguir todos los pasos de prevención. Cualquiera puede estar expuesta y a cualquiera la puede sorprender.
El sábado se conmemoró el Día Internacional de la Prevención contra el cáncer de cuello uterino, una enfermedad que tiene 3.000 nuevos casos y que mata a 1.800 mujeres por año en el país. Además, una encuesta realizada por el Centro de Estado y Sociedad (CEDES) sobre 1.200 chicas de la ciudad de Buenos Aires reveló que el 85% no conoce las causas de esa enfermedad y el 33% no tiene idea de cómo prevenirlo.
El contagio de un virus
Muchas mujeres lo desconocen, pero la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino están relacionados al contagio del virus de papiloma humano (HPV). Existen más de 100 tipos diferentes de ese virus, que evolucionan si no se trata su contagio. Los subtipos 16 y 18 son los que habitualmente se relacionan al cáncer en cuestión. El HPV es una enfermedad considerada de transmisión sexual, por lo que resulta primordial hacerse el test de control de manera periódica.
Mediante diferentes técnicas de análisis, se puede hallar al HPV en el cuello uterino mediante la detección de células anormales en la zona. Se estima que dos tercios de los contagios de HPV se dan en los primeros dos años de la actividad sexual. Por eso, es imprescindible tomar las medidas de prevención en la juventud.
"La mayoría de las infecciones son transitorias y desaparecen en el lapso de 1 a 2 años. Sin embargo, aquellas mujeres con infección persistente tienen un riesgo alto de presentar lesiones pre-neoplásicas y evolucionar a un carcinoma", explicó la oncóloga Victoria Costanzo, del Instituto Alexander Fleming.
El tiempo es primordial, por eso, existen cuatro métodos y técnicas de prevención para evitar ser una víctima más del cáncer de cuello uterino.
Cada año hay 3.000 nuevos casos y 1.800 muertes a causa del cáncer de cuello uterino en la Argentina
Vacuna contra HPV: La vacuna contra el virus de papiloma humano fue incorporada al calendario de vacunación nacional en mayo de 2011 y debe ser aplicada a los 11 años. La dosis de la vacuna también previene verrugas en la vagina y lesiones cervicales y vulvares.
Test de Papanicolau (PAP): Se debe realizar al menos una vez al año desde que la mujer inicia su actividad sexual. Se recogen unas muestras de las células el cuello uterino y células cervicales para luego analizarlas. De esta manera, se permite detectar alteraciones incipientes en el cuello uterino. También se recomienda someterse a una colposcopía y un test de captura híbrida 2, para localizar lesiones premalignas.
Inspección visual con ácido acético (IVAA): Se trata de una prueba que se puede realizar a partir de los 30 años de edad. Consiste en la aplicación de una solución diluida de ácido acético al cuello uterino, lo que permite que las lesiones precancerígenas en el cuello uterino se tiñan de blanco. Así se puede llegar a detectar la enfermedad en una fase temprana.
Cuidados sexuales preventivos: Puede sonar a una obviedad, pero ante la falta de síntomas claros del contagio del HPV, es clave tener sexo seguro. El uso de preservativos debe ser imprescindible para la actividad sexual.