La relación de Johan Cruyff con el cigarrillo, su enemigo seductor

Rebelde, fumaba dentro de los vestuarios. Un infarto lo obligó a abandonarlo, pero 25 años después los efectos lo pusieron contra las cuerdas por un cáncer. "En mi vida he tenido dos grandes vicios: fumar y jugar al fútbol", afirmaba. SU HISTORIA

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No fueron los arqueros flexibles ni las defensas férreas. Tampoco las derrotas inesperadas, como aquella contra Alemania en el Mundial 1974. El gran enemigo de Johan Cruyff fue el maldito cigarrillo. El seductor tabaco que lo empezó a cautivar cuando apenas era un floreciente tulipán que despuntaba incipientemente en tierras holandesas. El mismo que hoy fuera el principal responsable de su muerte a los 68 años.


El legendario futbolista atravesaba su segunda batalla de fuste por las secuelas de la adicción al tabaco que lo llevó a hacer locuras, aun siendo estrella del Barcelona. La primera debió afrontarla en febrero de 1991, cuando el por entonces técnico del Barcelona fue operado a corazón abierto en el centro clínico Sant Jordi por un infarto que le dejó dos by-pass como resultado.


Cruyff había visto aquella vez la muerte cara a cara, según lo reconocieron sus propios médicos en esa ocasión: "Ha tenido mucha suerte". A partir de ahí, le avisaron que la única salida que tenía para seguir ligado al stress del fútbol era abandonar al cigarrillo. Su fiel compañía.


Spot de Johan Cruyff contra el cigarrillo.
Spot de Johan Cruyff contra el cigarrillo.

No era extraño verlo fumarse un Camel sin filtro en los descansos de los partidos o luego de ellos. De juvenil, intentó esconderse del reto de entrenadores y el entorno. "Un día, en el autobús, Cruyff estaba con un cigarrillo y el entrenador Rinus Michel lo vio desde la otra punta. Se acercó y se puso a su lado. Johan escondió el cigarrillo en el bolsillo. Pasados dos minutos, se quemó la mano", afirmó su ex compañero del Ajax Sjaak Swart.


El sabor adictivo de los lillos en su boca debieron ser reemplazados por el dulce gusto de la golosina. Su incondicional compañía se transformó en su acérrimo enemigo y Cruyff decidió combatirlo en los medios, donde realizó una recordada campaña en la que hacía malabares con un atado. "En mi vida he tenido dos grandes vicios: fumar y jugar al fútbol. El fútbol me lo ha dado todo en la vida, en cambio, fumar, casi me lo quita", confesaba por entonces.