La visita del Presidente Barack Obama a la Argentina constituye un signo muy positivo. Es una señal que nos permite dar un nuevo y fuerte impulso para trabajar en conjunto muchos temas de interés común, siempre en beneficio de nuestro país, de nuestra gente.
Son muchos los temas bilaterales en nuestra agenda. La oportunidad de aumentar nuestro intercambio comercial y de acelerar el proceso de atracción de inversiones es central. El respaldo para mejorar nuestra capacidad de financiamiento en términos competitivos es eje fundamental en la mejora de la infraestructura que, como todos sabemos, es pre-requisito para un desarrollo.
También avanzamos en temas de educación, ciencia y tecnología, energías renovables, políticas nucleares -siempre con el INVAP, uno de nuestros grandes orgullos nacionales, como protagonista-, y derechos humanos, mirando al futuro y revisando nuestro pasado más trágico para comprenderlo.
En términos globales, la visita de Obama nos permite abordar la agenda multilateral con quien es -sería absurdo no reconocerlo- la primera potencia del mundo. No tener diálogo abierto con Estados Unidos sería una enorme oportunidad perdida para nuestro país. Desde la lucha contra el narcotráfico al cambio climático, desde Cascos Azules a la energía nuclear para usos pacíficos.
Estos, y muchos otros, son temas que nos dan oportunidad de construir espacios de trabajo de interés compartido.
El Gobierno del Presidente Macri propone una relación madura con los Estados Unidos, para sentarnos y dejar ver nuestras coincidencias y diferencias con un socio estratégico y fundamental. Una relación inteligente y fructífera que comience desde la visión de los intereses de la Argentina y la perspectiva de los argentinos, y nos permita a la vez comprender cuáles son los intereses y prioridad de la otra parte para desarrollar un plan de trabajo que favorezca a ambas naciones.
El regreso de un presidente de Estados Unidos a la Argentina es una prueba irrefutable, junto a las visitas del Presidente de Francia y el Premier italiano, de que el mundo está interesado en lo que nos pasa. Es una oportunidad para establecer múltiples vínculos que nos ayuden a avanzar en la construcción del país que queremos.
La Argentina es un país grande, con muchísimo para dar, pero también necesita de otros. Tenemos que sentarnos a la mesa con todos los interlocutores, porque la aspiración de la Argentina es integrarse al mundo. El nuestro es un modelo de integración que comienza por la región porque, antes que nada, uno debe trabajar con los vecinos. Una integración real que se muestre en resultados concretos con el crecimiento del comercio y las inversiones intrarregionales. Una región que mire tanto al Atlántico como al Pacifico, sin que esto sea dicotómico. Un Mercosur que se proyecte mas allá, comenzando con el intercambio de ofertas con la Unión Europea.
Esta visita servirá para ratificar una nueva etapa de la Argentina: la de un país que, primero integrado hacia adentro y en su región, se proyecta al mundo sin temores, sin prejuicios, dialogando con países desarrollados y en desarrollo de todos los continentes. Si lo logramos, entonces habremos aprendido finalmente a valorarnos a nosotros mismos.
La autora es canciller de la República Argentina.