Con un liderazgo desgastado y envuelta en el ascenso de la ultra derecha, la Unión Europea (UE), no ha sido capaz de adoptar las medidas apropiadas en materia de refugiados sino que, además, consiente la aparición inquietante de brotes de xenofobia y discriminación y peor aún, nadie sabe cuántas células dormidas de islamistas han podido penetrar y asentarse en Europa durante los últimos meses de inmigración descontrolada.
El plan de la UE bien podría acabar en un juego de perdedores, con el creciente impulso de la extrema derecha avanzando en el viejo continente.
El último ejemplo es el de las elecciones regionales del pasado domingo 13 en Alemania, en las cuales la canciller Angela Merkel y su partido, CDU (Unión Demócrata Cristiana), sufrió un revés que todos relacionan con su política favorable a la acogida en masa de refugiados.
El terrorismo yihadista pareciera ir ganando la pulseada a la UE ya que ha generado una clara erosión de los derechos humanos nunca vista antes en Europa como consecuencia de la violación de las leyes internacionales, principalmente por la repatriación de los solicitantes de asilo a un país impredecible como Turquía, cuyo gobierno reprime cada vez con mayor dureza las protestas sociales y los medios de comunicación.
LEA MÁS:
Los grandes ganadores de este dislate de refugiados entre la UE y Turquía son, evidentemente, los grupos que obtienen beneficios millonarios de seres humanos desesperados que luchan por escapar de la muerte en sus países de origen en una situación descripta como "peor a lo conocido durante la Primera Guerra Mundial".
Mientras tanto, expertos diplomáticos y asesores jurídicos de los 28 estados del bloque trabajan día y noche para encontrar el maquillaje más "políticamente correcto" para camuflar un borrador del acuerdo que los mandatarios de la UE alcanzaron con Turquía el 7 de marzo, durante la cumbre previa en la capital belga.
Independientemente de cualquier fórmula "oficial" que pueda salir de la nueva cita, el hecho es que el plan de la UE apunta a deshacerse de los solicitantes de asilo y de los refugiados transfiriéndolos a Turquía, el presidente Erdogan está muy feliz por esto, ya que recibirá miles de millones de euros por recibir a esas personas que, en Turquía como en sus países de origen, carecen de destino.
En síntesis, el bloque quiere que todos los refugiados que hayan llegado o vayan llegando desde Turquía, sean devueltos "en caliente", es decir, sobre la marcha, a cambio de un pago a Ankara de otros 6.300 millones de euros, que se sumaran a una cantidad similar entregada a Ankara en noviembre pasado.
Mientras, las condiciones a las que somete el gobierno turco a esas personas pueden apreciarse en las imágenes de los campos de refugiados que explican dramáticamente y por sí solas la crueldad del régimen de Erdogan.
Periodistas árabes de Al-Arabiya se infiltraron en dos campos para efectuar una cobertura sobre las condiciones en que viven los refugiados. El informe es desolador y no se condice en nada con las sumas de dinero que el gobierno turco recibe de la UE. Allí abundan pequeñas tiendas de campaña inundadas, terrenos fangosos, niños descalzos, casos de neumonía, gangrena, padres pidiendo ayuda para sus hijos, falta de agua potable, de electricidad y de leche para los más pequeños, y bebés naciendo en el barro. Es la estafa mayor que Turquía esté llevando a cabo contra la Unión Europea a quien virtualmente esta robándole miles de millones de euros por una ayuda que no realiza.
En otro orden, el mayor peligro, es que con las deportaciones a Turquía, Europa no quedo libre de las células yihadistas que el Estado Islámico (ISIS por sus siglas en ingles) infiltro en su suelo desde mediados de 2015. El terrorismo sigue operando en los países centrales de Europa Occidental y ha establecido bases solidas en España, Bélgica, Suiza, Alemania, Holanda y mas allá, y se encuentra agazapado a la espera de poder golpear nuevamente a gran escala, quizás en mayor magnitud a lo realizado en Paris.
La expulsión de muchos refugiados a sus países de origen desde Turquía, no ha frenado el accionar de la guerra Siria, ni el creciente conflicto en Irak o la expansión del ISIS en Libia, donde intenta extender su Califato, ni ha hecho mella en los grupos que lo generan, como Hezbollah o en los estados que lo patrocinan como Irán, quienes continúan con sus negocios. Al igual que Erdogan y Putin.
Esta semana, un trabajador humanitario de Médicos Sin Fronteras declaró bajo anonimato a la red española de televisión La Sexta: "la situación es peor que en la Primera Guerra Mundial (1914-1918)".
Por otra parte, las autoridades griegas muestran actualmente denodados esfuerzos por "redistribuir" en campos igualmente improvisados los más de 20.000 refugiados atrapados en Idomeni, en la frontera con Macedonia y con capacidad para albergar solo a 1.500, pero lo concreto es que los griegos no pueden ayudar ni a sus propios ciudadanos, su situación económica es catastrófica y lo que persiguen es lo mismo que Erdogan, es decir, recibir dinero de la UE a cambio de la teatralización de una supuesta ayuda e interés por los refugiados.
Aunque el plan de la UE ha sido presentado por varios medios de comunicación europeos como consecuencia de fuertes presiones de Turquía a la UE. Algunos políticos como Philippe Lamberts, eurodiputado belga y copresidente del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo, sostiene que "los gobiernos de la UE muestran una 'desidia inconcebible' ante la crisis de migración y la extorsión turca que solo favorece a los movimientos y agrupaciones políticas de extrema derecha".
El analista británico de asuntos internacionales Finian Cunningham, que por más de 20 años trabajó como editor y periodista en varios medios de comunicación en su país, como The Mirror o The Independent, escribió esta semana: "Oliendo el miedo de la UE, Turquía se mueve por miles de millones de dólares". También altos funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), han criticado el plan europeo, como evidencian algunos ejemplos: La ACNUR, la oficina del Alto Comisionado para de Refugiados de la ONU, expresó el 8 de marzo "preocupación" por el plan de la UE y Turquía.
Médicos Sin Fronteras, declaró "inhumano el accionar de Turquía con los refugiados y criticó que a cambio de nada exija miles de millones de euros y Europa satisfaga su reclamo". Human Rights Watch señalo que: "las devoluciones de refugiados que está efectuando Turquía a sus países los condena a una muerte segura" y que Erdogan está estafando a la UE al exigir más dinero por obligaciones que no cumple.
"Turquía siempre puede recurrir al arma de migración masiva contra Europa'", declaró el politólogo y académico alemán Rainer Rothfuss a la cadena de televisión Al-Arabiya.
La respuesta turca es que trasladar a miles de sirios a Turquía solo hará que allí se alojen también los yihadistas y los rebeldes huidos de los bombardeos rusos con el peligro de que funden un nuevo califato islámico que hará de trampolín para controlar el resto del país.
El "alto el fuego" declarado estas semanas, justamente pretende dar la sensación de que el nivel de violencia ha bajado y, por lo tanto, que la paz está a la vuelta de la esquina. Así, Turquía no sólo impediría una autonomía kurda siria (cuyo avance militar debilitaba a los yihadistas), sino que en el futuro Erdogan pudiera anexionar la codiciada Alepo.
Los estadounidenses se manifestaron en estas horas sobre esta situación, John Kerry insistió en que "mientras Assad se encuentre en el poder, no se podrá parar la guerra". Incluso ya se habla en Washington de un Plan B, que consistirá en una intervención militar masiva en Siria que incluiría fuerzas terrestres a gran escala.
La falsa federación, impuesta desde Rusia e Irán en pequeños cantones dentro de Siria, desembocará inevitablemente en la atomización de siria por las siguientes décadas, Putin lo sabe, de allí a que esté replegando sus fuerzas militares, sin haber liberado Alepo, lo que claramente significa que la nueva situación ha sido negociada y pactada con Moscú, o que, de esta forma, Rusia pretende impedir un choque frontal con EEUU y Turquía en el cielo sirio. De hecho, el diplomático ruso, Vitali Churkin, reprochó al presidente Assad por su deseo de continuar la contienda hasta recuperar toda Siria.
Sin embargo, "la guerra civil siria pareciera volver a incendiar la historia". Y si Assad sobreviviera a todo lo que podrá aspirar es a gobernar un pequeño enclave de los alawies, secta a la pertenece. Con la retirada de Putin, "claramente" negociada con Washington. Ese sería el final de la película siria para 2016.
Los países centrales, especialmente Rusia y EEUU estructuran un nuevo reparto de las zonas de influencia entre las potencias mundiales, lo que equivale a decir que estaremos ante una nueva estructura política de la región convirtiendo a Siria en la "zona cero" de la geopolítica mundial.