Para qué se usan en el mundo las viejas cabinas telefónicas

Se han convertido en centros de carga para celulares, bibliotecas públicas e incluso pequeños acuarios. Cuántas quedan en Argentina y por qué se niegan a desaparecer

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Muchos países transformaron en pequeños
Muchos países transformaron en pequeños acuarios a las cabinas telefónicas Flickr Nicolas Nova 162

La sociedad actual está hiperconectada. Redes sociales, chats e Internet 24 horas en pequeños dispositivos inteligentes, además del servicio de telefonía móvil. Hoy comunicarse es más accesible, simple y sencillo.

En esta evolución, reaparece cierta nostalgia por las cabinas telefónicas, muy utilizadas 20 años atrás cuando los celulares eran un objeto de lujo para pocos. De hecho, en Argentina en 1998, había 3,5 millones de teléfonos móviles y hoy hay más de 40 millones.

Pero, ¿qué fue de ellas? En vías de extinción total, muchos países en el mundo las reinventaron.

Francia, por ejemplo estableció retirarlas por completo de la vía pública en 2017 y en otros países como Bélgica, en cambio, ya pasaron a mejor vida durante 2015. Sin embargo, algunas supieron reinventarse.

Alrededor del mundo existen propuestas interesantes que permiten "mantener vivas" a las cabinas telefónicas.

En Londres, por ejemplo, las famosas cabinas rojas se reinventaron en puntos de recarga para teléfonos móviles e incluso, bibliotecas. Estas nuevas cabinas aseguran un 20% de carga en diez minutos, y utilizan energía solar para abastecerse. Desde su instalación, más de seis personas por hora las utilizan.

En España, algunas cabinas telefónicas ya han sido reconvertidas en puntos de recarga para autos eléctricos. Si bien es una fase experimental, puede convertirse en una base sólida.

En españa, una cabina telefónica
En españa, una cabina telefónica convertida en centro de carga para autos eléctricos 162

Otro de los usos más expandidos en el mundo es la reconversión de las cabinas telefónicas en puntos de acceso a internet abiertos (mediante la conexión Wi-Fi). De la misma forma, también se está experimentando con la reconversión de las cabinas telefónicas en paneles informativos para turistas.

Sin embargo Japón tuvo sin dudas la propuesta más innovadora: las transformó en pequeños acuarios de peces urbanos.

Las cabinas en Argentina

Si bien también son un objeto de nostalgia del pasado, una regulación las protege y les exige a las compañías de telefonía mantenerlas en la vía pública, aunque claro, con un notorio descenso de las mismas.

Ya en 2013, el total de líneas de telefonía pública de Telefónica era de 67.951, que incluía líneas de teléfonos en la vía pública, y los equipos instalados en instituciones públicas, entre otros y en 2016, ese número pasó a 42.355, según confirmaron desde la empresa a Infobae.

En el país –con una penetración del celular que excede al 90%-, en la zona sur, área de incumbencia de Telefónica, la penetración llega en la actualidad a 1,83 líneas de telefonía pública cada 1.000 habitantes, mientras que en el mundo el promedio de este indicador está muy por debajo. Por ejemplo, en España es de 0,33 cada 1.000 habitantes.

En la actualidad hay un promedio de 1,83 líneas de telefonía pública cada 1.000 habitantes

Los ciudadanos ya no eligen el teléfono público para realizar llamadas, alentados por cuestiones de comodidad con el uso de nuevas modalidades de comunicación: mensajería, voz sobre Internet, entre otros.

Las pocas que resisten, ya no aceptan monedas -o los viejos cospeles- sino que se manejan exclusivamente con tarjetas prepagas o en la modalidad de cobro revertido.

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