La lucha contra el dengue llegó para quedarse. Se sabe que los mosquitos durante los meses de frío no desaparecen, sino que permanecen como huevos, que eclosionarán el próximo verano si no se tomaron las medidas de prevención adecuadas.
Por lo que, lejos de relajarse, el inicio del otoño invita a reforzar los cuidados de cara a evitar un brote mayor cuando lleguen los meses de calor.
Con ese objetivo, científicos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de La Plata trabajaron en busca de ideas innovadoras y eficaces en la lucha contra esta epidemia.
Ante la alarmante cantidad de casos reportados de dengue en la Argentina, un grupo de jóvenes científicos de la UBA avanzó en el diseño de un detector portátil de dengue que permite identificar el virus sin confundir el diagnóstico con otros de la misma familia, como el zika o el chikungunya, transmitidos por el mismo mosquito. Lo que resta para el desarrollo del dispositivo, que se encuentra en la etapa final de investigación, es conseguir el financiamiento necesario para su concreción.
A partir del estado de situación, se reveló que existen deficiencias en los diagnósticos tanto por la falta de notificación como por la inespecificidad de los síntomas. El dispositivo en desarrollo es económico y de fácil uso, ya que funciona de forma similar al test de embarazo tradicional, pero basado en una tecnología novedosa que detecta el material genético del virus. Permitirá arrojar los resultados horas después de efectuada la prueba sin la necesidad de contar con personal capacitado o infraestructura específica.
Se trata de un elemento portátil al que se le coloca una muestra de suero con material genético viral, que al ser expuesto a una reacción química emite una señal de color específica para cada serotipo del virus. En esta instancia de la investigación, se busca validar el sistema de detección para luego traducirlo en un producto terminado.
La iniciativa se enmarca en la competencia TecnoX organizada por el doctor Alejandro D. Nadra (UBA-Conicet) y el doctor Ignacio E. Sánchez (UBA-Uade-Conicet), que apoya a equipos de estudiantes que buscan abordar problemas de relevancia social en América Latina. La competencia promueve el uso de tecnologías de aprendizaje de bajo costo e innovadoras como robótica, software y biología sintética.
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