Un primo de Túpac Amaru, probable creador del escudo nacional argentino

Su diseño es de impronta peruana: un sol incaico y un gorro frigio con borla, característico de los pueblos del altiplano. Fue el tercer símbolo patrio, después de la escarapela y la bandera

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El 12 de marzo se cumplió un nuevo aniversario de la creación del Escudo Nacional. Es el tercer símbolo patrio creado en nuestro país (después de la escarapela y la bandera); y el penúltimo, antes del Himno Nacional.

Sin embargo, el escudo no nació como tal, sino simplemente como un sello para rubricar los documentos emanados de los Gobiernos Patrios.

La Soberana Asamblea Constituyente del Año XIII

El 31 de enero de 1813 empezó a sesionar la "Soberana Asamblea Constituyente" del Año XIII, con la presencia de diecisiete diputados, considerados suficientes para constituirse. Hasta ese entonces, todos los documentos, correspondencia y comunicaciones emanados de los distintos gobiernos criollos conservaban, para sellar los principales actos administrativos, las armas del Rey de España, expresando una continuidad con el régimen colonial.

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Hacia 1813, los sentimientos de independencia en las Provincias Unidas se habían profundizado. Se popularizaron los otros dos símbolos patrios preexistentes: la escarapela y la bandera, que se utilizaban como signos de una independencia que todos auguraban pronta, necesaria e inevitable. Los colores celeste y blanco se habían transformado en el emblema de una nueva Nación que pugnaba por emerger entre las demás.

La bandera había sido proscripta para evitar represalias del enemigo ante una muy probable perspectiva de que la Revolución fuera sofocada

Mientras gobernaba el Primer Triunvirato, la bandera había sido proscripta, para evitar que el enemigo, hasta entonces victorioso en todos los frentes, lo tomara como síntoma indiscutido de independencia, y por ende, de traición hacia la Madre Patria; con las consecuentes represalias hacia los insurgentes; ante una muy probable perspectiva de que la Revolución fuera sofocada, como había ocurrido en los demás virreinatos españoles.

Sin embargo, después de la batalla de Tucumán, y ante la retirada de la amenaza portuguesa de la Banda Oriental, caído el Primer Triunvirato, los revolucionarios pudieron respirar aliviados. Ya no había tanto motivo para temer las eventuales represalias realistas. El peligro inminente había sido disipado y ahora llegaba el momento de emprender un pronto contragolpe contra las armas del Rey. Estábamos en las vísperas del Combate de San Lorenzo y de la Batalla de Salta, dos jornadas gloriosas, que alejaron aún más el frente de combate de Buenos Aires.

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Alentado por la tolerancia del Segundo Triunvirato, se extendió por todo el país el uso de la bandera argentina que conocemos hoy, concebida en Buenos Aires, durante Mayo de 1812. Los refuerzos que se enviaron el Ejército del Norte, que se aprontaba a iniciar su ofensiva sobre Salta, llegaron portando la bandera de tres franjas horizontales: celeste-blanca-celeste. Los edificios en Buenos Aires comenzaron a adornarse con la nueva enseña, que también se difundía hacia el resto de las provincias.

Ya no era políticamente correcto continuar luciendo el escudo de armas de la monarquía española

La Asamblea encarga un nuevo sello

En este contexto comenzó a sesionar la Asamblea Constituyente del Año XIII. En ese contexto, ya no era políticamente correcto continuar luciendo el escudo de armas de la monarquía española. Consecuentemente, una de las primeras medidas de la Asamblea fue encomendar al diputado por la provincia de San Luis, Agustín José Donado, la confección de un sello nuevo, para legalizar los documentos emitidos por el cuerpo legislativo.

No se sabe qué pasó después. No sabemos si fue el propio Donado el autor el diseño del escudo, ya que era dibujante e imprentero; o si fueron los artistas peruanos Isidro Antonio de Castro, o Juan de Dios Rivera. Lo que sí se sabe es que este último confeccionó el cuño definitivo del sello, que devendría en nuestro Escudo Nacional, elaborado de plata y bronce.

En ninguna de las pocas actas de sesiones de la Asamblea que se han conservado consta la autoría específica del escudo. No sabemos si en alguna sesión se debatió quién fue el inspirador, autor o dibujante originario del escudo; o si éste se inspiró en alguna otra fuente, o cuál es el sentido de cada elemento que lo constituye. Esa información tampoco fue volcada en el periódico El Redactor de la Asamblea, que daba cuenta de sus principales decisiones y debates.

Juan de Dios Rivera confecciona el cuño del primer escudo

En el Archivo General de la Nación se ha encontrado un reclamo elevado por este artista al Gobierno, solicitando el pago de dos sellos por él confeccionados (uno para la Asamblea y otro para el Poder Ejecutivo del Estado); que le fueran encomendados por el diputado Donado.

Por eso sabemos que Donado encomendó a Rivera la confección de dos sellos; y que aquél actuó por instrucciones de la Asamblea. Sin embargo, no podemos asegurar (porque Rivera no lo dice), que éste fuera, además, el autor intelectual del escudo.

¿Isidro Antonio de Castro diseñó nuestro escudo?

La versión que sostiene que el autor intelectual del sello de la Asamblea fue el artista, también peruano, Isidro Antonio de Castro, se fundamenta en los siguientes hechos. La Asamblea comenzó a sesionar el 31 de Enero de 1813; y el primer registro del sello de ese cuerpo data del 22 de Febrero de ese año.

Tan estrecho margen temporal y la ausencia de actas de donde surja el debate, la encomienda y aprobación del sello hace pensar que la iniciativa sobre el diseño de un nuevo sello pudo haber sido originariamente encargada, un año antes, por el Primer Triunvirato (más específicamente, por el triunviro Bernardino Rivadavia) a Isidro Antonio de Castro, residente, entonces, en Chile.

Castro remitió, en agosto de 1812, a Rivadavia, dos diseños o proyectos de sello para el Poder Ejecutivo; es decir, para el Primer Triunvirato. Estos bocetos se guardaron, y su implementación nunca se efectivizó. Al poco tiempo, cayó este Triunvirato. Algunos creen que Donado, con llegada del nuevo Gobierno (el segundo Triunvirato), tuvo acceso a los dibujos de Isidro Antonio de Castro; eligió uno de ellos, y se lo pasó a Juan de Dios Rivera, para que éste, en base al mismo, elaborara el cuño del sello, que efectivamente utilizó, tiempo después, la propia Asamblea.

El autor del dibujo del futuro Escudo fue un artista con fuerte influencia peruana

Sin embargo, esta hipótesis se basa sólo en conjeturas, ya que no tenemos ninguna precisión; y ninguno de los bocetos de Castro se ha conservado, como para que supiéramos qué aspecto tenían.

Lo único que podemos asegurar es que el autor del dibujo del futuro Escudo Nacional fue un artista con fuerte influencia peruana; como lo denota el sol marcadamente incaico que corona el sello y el gorro frigio, que remata en una borla, característica de los pueblos que habitan el altiplano; y que no se observa en los gorros frigios originarios o los que vemos en las obras de arte europeas.

Ello nos hace descartar al propio Donado, porteño de nacimiento, que nunca estuvo en el Perú, como diseñador del escudo, y lleva a mirar, principalmente, a Juan de Dios Rivera.

¿Quién era Juan de Dios Rivera?

Juan de Dios Rivera Túpac Amaru había nacido en la ciudad imperial de Cusco, en el Virreinato del Perú, alrededor del año 1760. Era hijo del español Alonso de Rivera y de la ñusta Juana de la Concha Túpac Amaru. En los antiguos Incas, las "ñustas" eran las princesas del Imperio Incaico. Su nombre originario en quechua era Quipte Tito Ahpauti Concha Tupac Huáscar Inca. Esta posición convertía a Juan de Dios Rivera en primo de Túpac Amaru II, el último de los Incas, protagonista de la más importante sublevación aborigen independentista en la América hispana durante el siglo XVIII.

Desde joven tuvo inclinación hacia la platería, especializándose en trabajos con metales y grabados. A fines del siglo XVIII se radicó en Buenos Aires, ciudad donde moriría en 1843, orillando los 83 años y que sería testigo de sus obras más célebres. En este período se le conocen sus trabajos más destacados como artista: platero y grabador. Lo apodaban el "Inca". Por entonces, se relacionó con los distintos concesionarios de la Imprenta de los Niños Expósitos. Muchos de sus grabados ilustraban los trabajos salidos de esa imprenta.

Cuando hubo que confeccionar el sello del Real Consulado de Buenos Aires, donde Manuel Belgrano se desempeñaba como Secretario Perpetuo, se acudió a Rivera para elaborarlo; tarea que el Inca cumplió eficazmente. Este es el antecedente más importante, relacionado con la encomienda que posteriormente Donado le haría. Rivera tenía experiencia en el diseño y confección de sellos oficiales. Es obra suya el único retrato fiel del rostro de Mariano Moreno por el cual sabemos qué aspecto físico tenía el prócer.

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En consecuencia, Rivera era un conocido de Donado, concesionario de la Imprenta de Niños Expósitos de Buenos Aires. Este había acudido en varias oportunidades al peruano para ilustrar trabajos de su imprenta. Ello, sumado a su antecedente y experiencia en la confección de sellos públicos, habrán hecho del cuzqueño un referente obligado a la hora de elaborar otro sello para el flamante cuerpo legislativo, que integraba el imprentero. Donado, como dibujante, sabía de las cualidades artísticas y técnicas de Rivera; y precisando un sello, para poder ser utilizado, cuanto antes, por la Asamblea, resolvió encargárselo.

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