"No puedo culpar a nadie, sólo a mí misma", dijo Maria Sharapova en una multitudinaria conferencia de prensa posterior a conocerse los resultados de su control antidoping del Abierto de Australia. Horas después, la tenista rusa, ganadora de cinco títulos de Grand Slam y ex número del ranking ATP, empezó a ser despojada de sus contratos de patrocinio más lucrativos.
Se hizo cargo de su error. Continuó con el consumo de un medicamento llamado Meldonium, una sustancia que empezó a tomar en 2006 y que ingresó en la lista de prohibidas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) el 1 de enero de este año. Pero su sinceridad no entró en la consideración de sus sponsors.
Empresas como Nike y Porsche ya anunciaron que sus vínculos con Sharapova estaban suspendidos. El fabricante de relojes de lujo TAG Heuer, en tanto, avisó que no renovará su contrato con la estrella rusa del tenis. Y aunque American Express, Samsung, Head, Evian, Tiffany o Avon no se han pronunciado al respecto, está claro que los ingresos de Sharapova ya han sido fuertemente afectados.
Su acuerdo con la firma de indumentaria deportiva era el más suculento de su larga lista de convenios. La última renovación había sido en 2010, donde firmó por 70 millones de dólares hasta 2018, es decir, 8,75 millones anuales que le serán quitados de sus ganancias.
Nike ha sido el mayor respaldo de Sharapova desde que era una adolescente, cuando ganó Wimbledon con sólo 17 años. Ella posee actualmente una línea de ropa deportiva propia dentro de la marca, algo de lo que sólo pueden presumir Serena Williams, Rafael Nadal y Roger Federer.
Según Forbes, la tenista de 28 años fue la atleta femenina mejor pagada del mundo durante 11 años consecutivos con ganancias de más de 29,7 millones de dólares en el último calendario. El 77,4% de ese dinero embolsado, es decir 23 millones de dólares, corresponden a dinero de patrocinio y derechos de imagen.
El consuelo de la tenista rusa estará en la línea de dulces que lanzó en 2012, llamado Sugarpova. Pero la marca todavía está en expansión. Sus chocolates, dulces y caramelos, aún no se han convertido en furor.
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