La tecnología ocupa un rol cada vez más central en los trabajos, en las comunicaciones y en nuestra vida en general. Quedarse al margen de estos avances acarrea limitaciones profesionales y de acceso a la información y al conocimiento. Sin embargo, existe una escasa participación de las mujeres en este universo, que aún es percibido como masculino. De cara al futuro, es muy importante que las mujeres superen el consumo pasivo y poco crítico que hacen de la tecnología, en pos de pasar a ser que una parte activa de su creación y de la toma de decisiones vinculadas con este ámbito cada día más gravitante.
Podemos advertir el escaso interés femenino en la tecnología, incluso en la vida cotidiana. Son muy pocas las que manifiestan una curiosidad natural por desarmar, leer manuales y hacer funcionar las cosas por sí mismas, sin recurrir a otro (generalmente hombre) para que solucione sus dificultades técnicas. Las mujeres tampoco prestan demasiada atención a la comprensión de los procesos. También es curioso el uso que le dan a sus smartphones: búsqueda de recetas de cocina, el pronóstico del tiempo, fotos y mucho, mucho, de redes sociales y comunicación en general. Por el contrario, no hay igual interés en buscar aplicaciones que resuelven problemas de la vida y del trabajo, ni una visión de la tecnología como una verdadera "caja de herramientas", a la que incluso podemos crear nosotras mismas.
Otra característica propia de ellas es que no se cuestionan qué hay detrás de cada desarrollo –un ejemplo sería indagar qué implicancias tiene bajarse una aplicación gratuita, en materia de seguridad y privacidad-. Tampoco son partícipes activas en el contenido que se genera en la Gran Red. Un caso paradigmático es el de Wikipedia donde sólo el 8% de los editores son mujeres. Eso significa que la "gran nueva enciclopedia universal" está escrita casi en una totalidad por varones. Melina Masnatta, encargada de Educación Wikipedia Argentina, entiende que el fenómeno tiene que ver con que la mujer consume el producto pero no tiende a preguntarse cosas como quién generó ese contenido. Por otra parte, las que se animan a participar, generalmente abandonan en las etapas de validación de la información. "Ante los cuestionamientos sobre las fuentes primarias de los datos, los hombres insisten y buscan el modo hasta que logran publicar; lo toman como un desafío personal. Sin embargo, las mujeres tienden a sentirse intimidadas y agredidas frente a la repregunta y abandonan porque prefieren ocupar su tiempo libre de otra manera. No tienen ese orgullo, muy masculino, de llevar las cosas hasta las últimas consecuencias y no dejarse ganar", explica Masnatta.
En lo que hace al desempeño profesional en este área, la escasez de mujeres también es llamativa. En la Argentina, el 90% de los estudiantes de computación son varones, número que se replica, con mucha semejanza, a nivel global. Incluso en EE.UU el porcentaje de mujeres en trabajos vinculados a la tecnología y a las ciencias duras descendió en los últimos 23 años, según un estudio publicado por Forbes. Hoy, sólo el 25% de la fuerza laboral mundial del sector está representado por mujeres.
Del otro lado "del mostrador", la misma tendencia: pocas iniciativas para fomentar estas profesiones en las niñas, falta de invitaciones de mujeres a los ámbitos de discusión, productos pensados sólo para los hombres (ejemplo, detectores de voz) y un mercado que reproduce los estereotipos en la oferta de productos y contenidos.
Pero esto no siempre fue así, la historia de la tecnología y de la ciencia está plagada de ejemplos épicos de mujeres que, ya en el siglo XIX, demostraron habilidad y talento para la innovación. Desde los años 40 hasta los 80 podemos encontrar cientos de casos de mujeres que innovaban, creaban y que fueron grandes hacedoras de los avances tecnológicos. Pero esa tendencia se revirtió con el correr de los años. Desde ámbitos más feministas, la explicación del fenómeno es que, cuando se comenzó a tener dimensión del poder derivado de la tecnología, se buscó apartar a la mujer de los lugares centrales. Otra postura entiende que se debe a una imposición de un estereotipo masculino y antisocial con el que se ilustra a las personas que se dedican a la informática y con el que las mujeres no se sentirían identificadas.
Por su parte, Katherine Myronuk, profesora de Singularity University, nombrada por CNN como una de las "7 heroínas tecnológicas a las que hay que mirar" y una estudiosa del rol femenino en la tecnología, nos explica que "las mujeres siempre tuvieron un rol central en la tecnología, pero en los últimos tiempos han sido invisibles. Por ejemplo, en los principios de la informática, los primeros programadores, fueron mujeres. Como las que trabajaron con la primera computadora, la Eniac. Ellas inventaron muchas de las pautas de programación que aún usamos hoy, pero es algo que casi nadie sabe. Fueron mujeres muy interesantes. Ahora, en estos tiempos, y con el enfoque que tenemos desde Singularty University, queremos mostrar que todos podemos usar la tecnología y hacer cosas nuevas con ella. Las mujeres de antaño hicieron un gran comienzo, pero ahora nosotros tenemos que sumar a eso y las mujeres son una parte importante de este proceso. Hay que hacer tecnología, tanto para nosotros mismos, para nuestra vida, como para resolver problemas de nuestra comunidad, de nuestro mundo. Me refiero a esa tecnología en la que las grandes compañías, como Apple o Microsoft, no están pensando".
Frente a este panorama es que surgen iniciativas que buscan fomentar la presencia e interés de la mujer en la tecnología, como Girls in Tech, una organización sin fines de lucro que potencia y promueve el crecimiento y liderazgo de niñas y mujeres en tecnología y en el emprendedorismo. Esta organización nació en 2007 en el Silicon Valley y ya está presente en más de 60 ciudades alrededor del mundo. En Argentina, Girls in Tech, está integrado por seis mujeres que entienden que para hacer avances significativos sobre el desequilibrio de género es necesario conseguir que más chicas se interesen en la tecnología y sus diversos usos a temprana edad.
En este video, tres representantes de Girls in Tech Argentina: Melina Masnatta, especialista en Tecnología Educativa; Mara Ares, emprendedora, especialista en videojuegos y aplicaciones; y Lucila Rodríguez, emprendedora social, tecnóloga y especialista en desarrollo de negocios, nos cuentan su visión de la relación entre las mujeres y la tecnología y cuáles son los desafíos más importantes a vencer en el futuro para ampliar las oportunidades de todas las mujeres.