SpaceX ya había intentado en otras cuatro ocasiones lograr el aterrizaje de la primera etapa del cohete en una plataforma marítima: el 25 de febrero de este año en enero de 2015, abril de 2015 y el mes pasado. Pero en las tres ocasiones falló. La compañía con sede en California realizó un aterrizaje sin contratiempos en diciembre del año pasado, pero sobre una plataforma terrestre.
Todos estos intentos son parte de los esfuerzos para fabricar un cohete reutilizable de forma total y rápida, lo que reduciría drásticamente el costo del transporte espacial. Normalmente, los cohetes son diseñados para un solo uso y se incendian o se estrellan en el océano después del despegue.
El satélite de la sociedad luxemburguesa SES se desplegó tras la separación de la segunda etapa del Falcon 9 un poco más de 30 minutos después del lanzamiento desde Cabo Cañaveral, en Florida, a las 23:35 GMT.
Alcanzó luego la altitud prevista de 40.600 km por encima del Ecuador, precisó Elon Musk, el director ejecutivo de la empresa californiana, en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, fracasó en su intento de hacer aterrizar de forma controlada la primera etapa de su cohete Falcon 9 sobre una plataforma flotante en el océano Atlántico, a 640 km de las costas de Florida, en el sureste de Estados Unidos.
Musk, también por las redes sociales, explicó lo sucedido: "El cohete aterrizó bruscamente sobre la plataforma. No se esperaba que funcionara. Hay buenas oportunidades para el próximo lanzamiento".
SpaceX había indicado la semana pasada tener pocas esperanzas de lograrlo. Eso se debe a que el satélite SES-9 destinado a servicios de comunicación para varios países de Asia y el Pacífico es muy pesado y debe ser puesto en una órbita geoestacionaria a más de 35.000 km arriba del Ecuador.