Por qué comer pescado reduce el riesgo de sufrir Alzheimer

Un reciente estudio reveló que el consumo de este alimento disminuye en un 47% las posibilidades de desarrollar esta enfermedad. Cómo sumarlo a la dieta

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El pescado es, sin dudas, uno de los alimentos clave en la planificación y desarrollo de cualquier dieta saludable. En todas sus formas, los especialistas recomiendan incorporarlo por sus múltiples beneficios a la salud. No en vano, el pescado es fuente de nutrientes esenciales para el organismo, como también vitaminas, aminoácidos y ácidos grasos omega 3.

Un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Rush en Chicago, Estados Unidos, demostró que el consumo de pescado –aun conteniendo elevados niveles de mercurio– está directamente asociado con un menor riesgo de desarrollo del Alzheimer.

Como explicó Martha Clare Morris, directora de esta investigación publicada en The Journal of the American Medical Association (JAMA por sus siglas en inglés), "este el primer estudio realizado para evaluar la relación entre las concentraciones de mercurio en el cerebro y la neuropatología cerebral y la dieta. Los resultados demostraron que no se observaron diferencias en las concentraciones de mercurio en el cerebro o en la sangre entre los pacientes con Alzheimer y las personas que no padecían esta enfermedad".

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Laura Romano (M.N 5972), médica nutricionista, explicó a Infobae que "el pescado aporta, al igual que todos los alimentos de origen animal, proteínas completas, encuentran su fama por su alto valor biológico. Estas son fundamentales porque poseen todos los aminoácidos que el cuerpo necesita. Se denominan esenciales ya que no pueden sintetizarse a partir de otros sino que deben incluirse sí o sí en la alimentación".

¿Cómo se explica que el mercurio, siendo una neurotoxina, no provoque ningún daño sobre las neuronas cerebrales? La respuesta también la otorgó el estudio: esta toxicidad es reducida por el selenio, otro de los nutrientes esenciales contenidos en el pescado.

Efecto protector

Los autores de la investigación analizaron las autopsias cerebrales de 544 personas mayores (un 67% eran mujeres) incluidas en el "Proyecto Memoria y Envejecimiento de Universidad de Rush). Todos los participantes habían respondido a un cuestionario de consumo de pescado varios años antes de su fallecimiento, estableciéndose la edad promedio en la que ocurrió el deceso en los 90 años.

Las autopsias de 286 participantes de ese número mostraron una correlación entre los niveles cerebrales de mercurio y el consumo de pescado semanal. Sin embargo, y una vez ajustados otros factores de riesgo de Alzheimer (edad, sexo o nivel educativo), el consumo de este alimento se asoció con menores signos neuropatológicos de esta enfermedad.

El consumo de pescado podría reducir las manifestaciones clínicas de la enfermedad de Alzheimer

Sin embargo este beneficio no se dio en todos los participantes. Únicamente se observó en los portadores del gen 'APOE ?4', esto es, la variante del gen que codifica la apolipoproteína E asociada con un aumento del riesgo de desarrollo del Alzheimer.

Como indicaron los autores, "si bien el consumo de pescado se asoció con mayores concentraciones de mercurio en el cerebro, estos niveles elevados no se asociaron a su vez con un incremento de los signos de neuropatología cerebral".

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Finalmente, y contrariamente a como sucedía con el pescado, el consumo de suplementos de aceites de pescado no indujo ningún efecto sobre los signos de la enfermedad de Alzheimer.

¿La clave? Comer pescado

Como destacan Edeltraut Kroger y Robert Laforce, profesores e investigadores de la Universidad de Laval en Quebec en Canadá, en un editorial publicado en el mismo número de la revista, "los pacientes y sus familiares pueden tener esperanzas en que el consumo de pescado podría reducir las manifestaciones clínicas de la enfermedad de Alzheimer o la demencia".

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La nutricionista Romano marcó un punto fundamental para entender la división nutricional relacionado con el contenido de grasa de los pescados. "Se dividen en magros o blancos y grasos o azules. Los primeros poseen un bajo porcentaje de grasa (menos del 2%). Son ideales para quienes desean bajar de peso y también para quienes poseen trastornos digestivos, ya que son livianos y se digieren fácilmente. En este grupo se encuentran la merluza, bacalao, lenguado, mero".

Pero enfrente, el otro grupo posee un porcentaje de grasa mayor, aunque "son grasas de excelente calidad. Aportan ácidos grasos omega 3 que ayudan a reducir el colesterol total y aumentar el colesterol HDL o "bueno". También se ha demostrado que el consumo regular de estos pescados (al menos 2 veces por semana) contribuye en la regulación de la tensión arterial y la salud cardiovascular, pudiendo prevenir infartos y las arritmias cardíacas. Entre los pescados grasos se encuentran: el salmón, atún, arenque, caballa y sardinas", dijo Romano.