El entretenimiento político está garantizado en 2016. Hay elecciones presidenciales en Estados Unidos. Con un condimento de show todavía más importante: el notable ascenso de Donald Trump como una de las figuras, ya, estelares de este proceso.
Como no sucedía desde los años 80, cuando finalmente Ronald Reagan fue electo presidente de los Estados Unidos, el Partido Republicano vuelve a ofrecer, hoy más que nunca, al mundo un candidato que está dando que hablar.
Se trata de Donald Trump, que de ganar en casi todos los estados este 1de marzo prácticamente habrá sacado una ventaja indescontable hacia la nominación de Julio del Partido Republicano en Cleveland, Ohio.
Algunos formadores de opinión y columnistas de política internacional latinoamericanos han decidido tomar partido de una manera desembozada, pero peor aún con cierto grado de incomprensión del fenómeno Trump.
Así la expresión más superficial que más se lee y escucha respecto del candidato republicano es su supuesto populismo o sus críticos por izquierda lo critican por su xenofobia.
Los últimos días un historiador dedicado al populismo me dijo hay tantas concepciones del populismo como analistas. Me lleva a la siguiente pregunta: ¿Existe el populismo? O es una conceptualización para cientistas sociales que hoy en día usa también el periodismo sin mayor rigurosidad.
La disquisición sobre el populismo, naturalmente, escapa a este artículo pero lo que sí es seguro es que en los últimos años llamamos populismos y líderes populistas a personas o procesos que no parecen ajustarse a Donald Trump. Que por lo demás se asemeja más a perfiles como los de los empresarios Sebastián Piñera o Mauricio Macri que llegaron también desde "afuera de la política", más que a formatos como los de Evo Morales, Hugo Chávez o Cristina Kirchner.
La mayoría de los liderazgos populistas se han manifestado contrarios al libre mercado. No es el caso de Trump.
Los sistemas y líderes populistas han visto un avance en esa dirección con sanciones como las del Obamacare (sistema de salud) que como muletilla de campaña Trump dice que va a terminar el día uno de su gestión.
Promover un muro y deportación de inmigrantes ilegales, tampoco encaja con el formato de liderazgos populistas a los que estuvimos acostumbrados en los últimos tiempos. No obstante, Donald Trump tiene al menos a Ted Cruz a su derecha quien también afirma que construiría un muro en la frontera con México y su política inmigratoria aparece mucho más radicalizada, al decir que los deportados no podrán volver a Estados Unidos. Una diferencia clara con Trump quien afirma que los quiere de vuelta pero siguiendo el proceso legal correspondiente.
Dicho esto, estamos en la puerta del supermartes en donde tanto republicanos como demócratas competirán por más delegados que en todo el resto de la primaria hasta llegar a la nominación en julio de este año, en Cleveland y Philadelphia, respectivamente.
¿Por qué es importante el supermartes?
Se vota en 12 estados y se ponen en juego la mayor cantidad de electores (o delegados) en un solo día. Más de 800 delegados para los demócratas y más de 600 para el partido republicano.
Al mismo tiempo por la cualidad de estados que participan, es el primer test en donde hay un cruce transversal de lo que compone la sociedad americana en general con miras a la elección nacional para presidente. La composición atraviesa los distintos parámetros culturales y económicos que conviven en todos los Estados Unidos. Va desde Massachusetts a Georgia y Tennessee. Es decir una diversidad socioeconómica y cultural que representa buena parte de la sociedad norteamericana.
En la historia de las primarias norteamericanas, muy difícilmente encontremos un caso de un precandidato que haya ganado 3 elecciones consecutivas y que una de ellas sea el supermartes y después no haya accedido a la nominación del partido. De ganar Clinton y Trump este martes, sería la cuarta victoria de ellos en el proceso que comenzó en Iowa.
En el caso Republicano los datos son contundentes: No hay un caso de un precandidato republicano que haya ganado, New Hampshire, South Carolina, Nevada y el supermartes y no haya alcanzado la nominación del partido. Simplemente no existe el caso.
El momentum de Trump parece lo más consistente que se haya visto en mucho tiempo, por encima de Mitt Romney y John McCain para hablar de los dos candidatos presidenciales del GOP que compitieron y perdieron con Obama. Como dijimos, desde Reagan no se vio algo así. Y los apoyos que empiezan a aparecer a favor de Trump ya reconocen que el caso del magnate neoyorquino ya excede un fenómeno de primaria corriente y lo llaman un movimiento.
Hasta este sábado pasado el caso de Hillary Clinton parecía un poco menos consistente además de tener que cargar con dos problemas muy complejos previos a su nominación. El indebido uso de los mails personales para atender asuntos del Departamento de Estado cuando la ex primera dama fue Secretaria en el primer mandato de Obama y la intervención militar en Bengazi.
Hillary Clinton pese a ser ya la candidata más votada por lejos en la interna demócrata, aceptó recientemente que los números sobre sus niveles de confiabilidad de parte de la sociedad norteamericana son un problema a tener en cuenta.
Sin embargo, su aplastante victoria el último sábado, previo a este supermartes, en Carolina del Sur con una ventaja de 50 puntos sobre Bernie Sanders, parece haber ratificado su momentum y las especulaciones más elaboradas y con base en las últimas encuestas ya pronostican que antes de terminar marzo, Hillary Clinton será la candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos.
Trump a diferencia de eso, batalla contra todo el establishment republicano. El mega empresario ha decidido financiarse con su fortuna la campaña y eso complica a los lobistas que por esta razón tienen menos llegada al candidato y hacen prever un gobierno de Trump menos accesible a ellos.
No es el caso de Hillary Rodham Clinton que por esta razón enfrentó críticas de su contrincante en la primaria demócrata, el senador Bernie Sanders, por el financiamiento de su campaña que recibe de los peses gordos de Wall Street.
Es irónico, pero el outsider de los republicanos, Donald Trump, el partido de la derecha americana obtiene un éxito que no puede alcanzar el outsider demócrata, Bernie Sanders siendo el mismo motivo: la ausencia de financiamiento de grandes banqueros y empresas.
Sanders se autoproclama como un demócrata socialista, aunque aclara: el socialismo en el que está pensando es en el europeo y más precisamente el escandinavo. Pero el partido demócrata, parece ya haberle cerrado la puerta a alguien que es identificado como un hombre que casi rosa las posiciones anti mercado, que tiene un discurso muy contrario a los multimillonarios y que propone gratuidad en las universidades y subirle impuestos a la clase media.
Sanders también es visto extrañamente por el establishment del partido más grande de los Estados Unidos, el demócrata, porque durante mucho tiempo se presentó como un independiente. De hecho para muchos demócratas, como para muchos republicanos con el caso Trump, Sanders es un independiente que se mete en la interna demócrata.
El outsider republicano, Trump, enfrenta la maquinaria mediática de FOX News que lo ve como un hombre fuera de la política, que no pertenece al partido y que por tanto podría desviarse. De a poco los candidatos republicanos en carrera fueron pintando sus "ataques" a Trump desde esa óptica, sobre todo después de que Trump consiguiera su tercera victoria consecutiva en Nevada, donde además consiguió una aplastante victoria gracias al voto hispano. Trump dijo esa noche en Las Vegas: "Amo a los hispanos y ellos me aman a mí".
En el último debate republicano pre supermartes, se notó una acción bastante coordinada entre Ted Cruz y Marco Rubio para acorralar por derecha a Trump. A pesar de que el senador por Texas es un Tea Party puro y tiene posiciones muy extremas, por ejemplo acusó a Trump de tener una hermana abortista, y el senador Rubio tienen diferencias entre sí. El senador Rubio (Florida) es claramente más moderado y político puro del partido. Sin embargo, ambos dos coordinaron esfuerzos para golpear a Trump en el debate tratando de evidenciar que este tiene un plan todavía más "socialista" que el de Obama para el sistema de salud. Que en verdad siempre financió a Demócratas, induciendo que en realidad es un demócrata encubierto, y que no es definidamente pro Israel en su conflicto con Palestina.
Es decir, para los republicanos más puros, para Rubio, para Cruz, Donald Trump es casi un candidato demócrata que se mete en la interna republicana.
Marco Rubio sugirió en el último debate que no habrá deportación de ilegales si gana Trump, porque él mismo contrató inmigrantes ilegales para construir algunas de sus torres.
Los contrincantes republicanos, parecen muy entrenados por una porción importante del partido que no desea a Trump nominado, parecen haber definido su estrategia en un solo sentido. Intentar probar que Trump al no ser un republicano verdadero no será una opción real para quienes desean alternancia a fin de año y ante esa ausencia dejarían el camino más allanado a Hillary Clinton como la próxima presidente.
Trump, al día siguiente del último debate republicano apareció en su acto de Tennesse con el ex precandidato, el gobernador de New Jersey, Chris Christie quien lo apoyó y se convirtió en uno de los últimos grandes apoyos del partido a Trump. Esto es importante porque empieza a construir lo único que le falta a Trump para confirmar la nominación tener los apoyos de las figuras, gobernadores, senadores, etcétera necesarios que le proporcionen los delegados necesarios.
Si el 15 de marzo, Donald Trump gana Florida, tierra de Marco Rubio, y Ohio las posibilidades de que no se quiebren el resto de las voluntades que se resisten a Trump serán mínimas por no decir nulas.
Pero el supermartes, podría volver casi un trámite el 15 marzo. Algunas proyecciones afirman que Trump podría llegar a casi 340 delegados. Casi 200 más que su competidor directo. Hoy, el empresario tiene más del doble de delegados que Cruz y Rubio juntos.
La película Ides of March, que significa el 15 de marzo por el calendario Romano, cuenta como en la interna llegado a ese momento de la elección no hay punto de retorno para quién será el nominado del partido, en el caso de la película dirigida y actuada por George Clooney es un candidato demócrata.
Posiblemente, mañana tanto en la interna demócrata como en la republicana tengamos un 15 de marzo adelantado. Si Trump y Clinton se acercan al 30% de los delegados necesarios para tener la nominación, tanto Clinton por el lado demócrata como Trump por el republicano estarán no solo mucho más cerca de los delegados necesarios de lo que ellos mismos pensaban a esta altura del año, sino además y mejor, muy lejos de sus competidores.
Es posible que sea hora de entender, más que enojarse, con el fenómeno Trump. Que en muchos sentidos, aunque con un discurso ciertamente distinto, emula el espíritu que la campaña de Obama tuvo en 2007. Trump, como en su momento Obama, vende cambio y es hasta ahora el que mejor lo hace.