La serie de violentos robos contra homosexuales que asoló Bruselas en septiembre pasado no fue obra de fanáticos homofóbicos o simples delincuentes comunes. Tras ellos se oculta una trama mucho más oscura, en una ciudad tristemente célebre por su conexión con los atentados de hace tres meses en París.
Desde la capital de Bélgica, un grupo de yihadistas planeó los ataques que en noviembre conmocionaron a Europa y al mundo. Aún hoy, la Policía belga realiza redadas periódicas en busca de nuevos sospechosos.
Lo cierto es que el yihadismo se ha mimetizado en la ciudad, donde se encuentra la sede administrativa de la Unión Europea, y un equipo de "reclutadores" busca cada día nuevos combatientes para enviar a Siria.
Los elegidos se sumarán allí a las filas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). Pero para alcanzar ese "privilegio", antes deben superar una serie de pruebas. Un menor de edad aspirante a combatiente y detenido por la Policía ha revelado algunas de esas pruebas.
Ha explicado, en un testimonio revelado por el diario Het Nieuwsbland, que los reclutadores obligaban a los candidatos a cometer ataques violentos contra los homosexuales para demostrar su capacidad para la lucha. El objetivo era que los jóvenes exhibieran que eran "buenos yihaditas" y, sobre todo, "lo suficientemente valientes para dar su vida por el califato".
El hombre que ha confesado estos hechos ha explicado que él y otros de sus compañero lideraron seis ataques contra homosexuales y que, de no haber sido detenido, "probablemente estaría ahora en Siria".
La práctica, según el testimonio del yihadista, consistía en ir a zonas de ambiente gay en Bruselas para atraer a las víctimas, irse con ellas a sus casas y posteriormente atarlas y golpearlas hasta que les revelaran dónde tenían dinero y otros objetos de valor.
El robo formaba parte del operativo, evidentemente. Uno de los investigadores de la trama ha declarado a Het Nieuwsbland que los ataques también tenían como objetivo recaudar fondos. Confirmó así la sospecha de que parte del financiamiento del Estado Islámico proviene de pequeños ataques y extorsiones cometidos en países occidentales. Si estos ataques se cometen contra la comunidad gay, mucho mejor.
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De hecho, el principal sospecho de los atentados en París, Salah Abdeslam, aún prófugo, ha sido visto en bares de ambiente gay en Bruselas días antes de los ataques y, según varios medios, solía frecuentar estas zonas.
En un principio, los investigadores no entendieron cómo un fanático yihadista podía faltar así a las normas de "buena conducta" del ISIS, que castigan con la muerte la homosexualidad. He aquí una explicación posible.