Los personajes de ficción tienen su encanto. Sin embargo, en la vida real distan mucho de los cuentos de hadas. El llamado síndrome de Peter Pan tiene mucho que ver con eso. ¿Cómo reconocerlo?
Son jóvenes que han visto a sus padres trabajar muchísimo, saben que a veces trabajar es duro y no están dispuestos a seguir ese camino. Hacen una ruptura con ese modelo de vida. Son generaciones hedonistas, en constante búsqueda de placer y si es inmediato, mejor.
La licenciada Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, explicó a Infobae que tienen una negación a crecer, a madurar. "La falta de madurez va componiendo diferentes características psicológicas entre las que se destacan la soberbia, arrogancia, egocentrismo y la búsqueda permanente de tener tiempo libre, mucho, para chatear, escuchar música, reunirse con amigos, y amanecer con ellos, haciendo...nada".
Según la experta, Peter Pan no se nace, se construye. "Esto es a base de sobreprotección, falta de límites, extrema permisividad de parte de los padres, facilitaciones inmediatas ante cualquier requerimiento que le impide el desarrollo de su espíritu de lucha y le facilita la convicción de que lo que quiere obtener se lo tienen que dar los padres: las novias, el trabajo, la vida".
¿Por qué son tan seductores?
A los 'Peter Pan' les gusta sentirse eternamente jóvenes, son simpáticos y seductores, y les cuesta asumir compromisos por más que los prometan. "Los casos del llamado síndrome de Peter Pan son cada vez más recurrentes entre los argentinos, especialmente entre los hombres, ya que las mujeres están marcadas culturalmente para ser predominantemente Wendy".
A los 'Peter Pan' les gusta sentirse eternamente jóvenes, son simpáticos y seductores
Se inicia en la adolescencia y se prolonga, cada vez más hasta los 40 o 50 años y a veces durante toda la vida. "Eso genera, entre tantos inconvenientes, trastornos y múltiples crisis de pareja porque no pueden armar un proyecto compartido", agregó Guraieb.
Características que los definen
-Idealizan la juventud y se niegan a envejecer
-Son rebeldes, narcisistas, dependientes y manipuladores; también inseguros y padecen la soledad
-Pueden cambiar de pareja con cierta frecuencia o ser infieles crónicos
-Dilatan encontrar un buen empleo o una relación afectiva estable
-Retrasan la paternidad
"Hasta hace pocos años la transición entre la adolescencia y la edad adulta era fácil de determinar si la persona cumplía las cinco etapas necesarias para esta travesía: Terminar estudios, trabajar y adquirir autonomía económica, irse de la casa de los padres, armar pareja estable con posible convivencia y tener hijos. Estos requisitos, al día de hoy no son fáciles de encontrar todos juntos, en la franja de transición".
Guraieb dijo que es posible romper con este síndrome: "Para eso, no hay que negar la realidad, es decir, el paso del tiempo y, en lugar de refugiarse en el mundo infantil, ante cualquier obstáculo, asumir las responsabilidades. Tomar conciencia del defasaje entre la edad emocional y la cronológica. De este modo se podrán establecer prioridades y darse cuenta de las cosas pendientes por hacer".