Con el antecedente que tuvo el último viaje de un presidente estadounidense a la Argentina –fue el de George Bush, cuando naufragaron las negociaciones por el ALCA-, las expectativas de una eventual visita de Barack Obama nunca pasaron del terreno de la especulación, el rumor infundado o la expresión de deseo. El mandatario fue a Chile y a Brasil; Argentina no figuró en la agenda.
Las explicaciones pudieron ser múltiples. Pero acaso haya sido determinante la actitud que tuvo el kirchnerismo hacia los Estados Unidos. Aunque en más de una oportunidad ese espacio fue elogioso con Obama en comparación de su antecesor, el Ejecutivo local impulsó un trato distante, a fuerza de conflictos y críticas.
Cristina Kirchner felicitó la primera elección de Obama con una notoria solemnidad. También resaltó sus "coincidencias" con él cuando el mandatario competía por su reelección. Y aun así transitó su gobierno fomentando una relación que comenzó con altibajos y no tardó en endurecerse en el tránsito a los cuestionamientos y los ataques.
La ex Presidente y el mandatario norteamericano se vieron en numerosas ocasiones: compartieron foros, cumbres, asistieron en simultáneo a la ONU y mantuvieron encuentros bilaterales. Poco sirvieron esas citas para lograr acercamientos.
La relación tirante que dejó el episodio con Bush –en el que Néstor Kirchner fue bastonero del rechazo subcontinental a la iniciativa diplomática y comercial que intentaba instalar Washington- desmejoró con las rispideces que siguieron. Hubo roces primero por el caso de las valijas de Guido Antonini Wilson; las diferencias se agigantaron con el escándalo que significó la incautación de material transportado por un avión militar norteamericano en 2011. Más tarde, los reclamos de la Argentina en medio de la disputa con los holdouts y los cuestionamientos hacia el memorándum que el Gobierno firmó con Irán potenciaron la tensión.
Esos dos últimos puntos de conflicto fueron los que merecieron los achaques más fuertes por parte de Cristina Kirchner. Casi siempre de manera elíptica, la ex jefa de Estado apuntó a quien fuera su par por las decisiones del juez Thomas Griesa a favor de los fondos que litigaban por la deuda impaga. Incluso le llegó a pedir explicaciones por la designación de una funcionaria nombrada al frente de una dependencia, que copresidía una entidad que representa a los holdouts. En cuanto al polémico acuerdo con Teherán, lo defendió de las controversias internacionales, denunció "doble estándar" al destacar las negociaciones por el plan nuclear iraní y en su último discurso en la ONU disparó: "Si somos cómplices de Irán, ¿qué es Barack Obama?".
Al calor de la aproximación que ensayaba Argentina con Rusia y China, las discordancias con los EEUU treparon también la cuestión comercial. Puertas adentro, la ex mandataria hizo públicas sus sospechas sobre empresas norteamericanas que operaban en el país. Habló de "provocaciones", "maniobras desestabilizadoras" y hasta deslizó la posibilidad de que se estuviera gestando un ataque contra su integridad física. "Si me pasa algo, que nadie mire hacia Oriente, que mire hacia el Norte", llegó a decir, en una declaración calificada de "inverosímil" y desacreditada por el Departamento de Estado.
Los atriles de la ONU se contaron entre los últimos micrófonos que Cristina Kirchner usó para cargar contra Washington. Desde allí acusó al gobierno de Obama de intervenir en las decisiones de otros países y de proteger al ex agente de la SIDE Antonio "Jaime" Stiuso; además reprochó no haber enjuiciado a Osama Bin Laden. También cargó contra ese país por la respuesta que dio en los conflictos en Medio Oriente y sugirió que tales acciones estuvieron asociadas con la aparición de ISIS.
La última foto entre Obama y Cristina Kirchner se produjo en noviembre de 2015, en la Cumbre de las Américas. Ese fue uno de los discursos más duros de la ex Presidente contra su par. Hizo eje en la "amenaza" que los EEUU sostenían que representaba Venezuela y sostuvo que el calificativo le daba "risa". "Resulta ridículo considerarnos a cualquiera de nosotros una amenaza", afirmó tras defender al gobierno de Nicolás Maduro y al régimen cubano.