Festival de ascensos fantasma en las Fuerzas Armadas

El Ministerio de Defensa descubrió que muchos colaboradores de los jefes de las fuerzas recibieron una promoción sin pasar por el Senado. El caso Berni es sólo la punta del iceberg de las irregularidades

Adrián Escandar 162

Sin solución de continuidad, las situaciones irregulares, antirreglamentarias e incluso ilegales saltan a los ojos de funcionarios atónitos del Ministerio de Defensa, que no dan abasto a atender todas al mismo tiempo.

Entre las perlas heredadas se encuentra la adopción ya con carácter institucional por parte de las tres fuerzas armadas de un "grado" adicional para el personal superior, que viola expresamente la Ley 19.101, mejor conocida como "Ley para el Personal Militar". Esa promoción comenzó en su momento a ser utilizada como una herramienta administrativa provisoria para mejorar la categoría de unos pocos oficiales, pero en la "década ganada" se convirtió en una descarada forma de "puentear" al Congreso.

Los jefes de las FFAA otorgaron a muchos de sus allegados un ascenso sin pasar por el Congreso

En la década del 90, el Ejército incorporó con carácter de "distinción transitoria" la jerarquía de Coronel Mayor por iniciativa del General Martín Balza. La misma estaba destinada a coroneles en condiciones de ascender al grado de General de Brigada, pero que por falta de vacantes no podían acceder al generalato pese a estar en condiciones de cubrir un cargo para ese grado.

Quienes eran " distinguidos" en ese entonces detentaban esa jerarquía durante un año. Si al año siguiente no obtenían sus palmas de general, pasaban a retiro como simples coroneles.

Con el paso del tiempo, y a falta de mejores logros, la Armada y la Fuerza Aérea crearon las figuras de "Comodoro de Marina " y " Comodoro Mayor". Allí comenzó el festival de ascensos, aseguran allegados al nuevo ministro. Ahora en la Armada también existe la figura de "Comodoros Permanentes y Transitorios".

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Sin ningún control político ni parlamentario, los Jefes de Estado Mayor de las fuerzas fueron "ascendiendo" a sus colaboradores con ese mecanismo. En especial a muchos que no pasarían el filtro de la Comisión de Acuerdos del Senado por cuestiones diversas. Ya entrados en confianza, la otrora distinción fue convertida en un grado liso y llano, tal como se desprende de las propias webs de las fuerzas.

En el Senado, por otra parte, ya se ha tomado debida nota de esta situación: en las listas con la nómina de personal para ascender al grado inmediato superior remitidas por el Poder Ejecutivo, los postulados figuran con el grado reglamentario que les corresponde conforme a la ley. Pero su título no se condice con las jerarquías que ese mismo personal ostenta en sus uniformes y hasta en sus tarjetas personales.

"Es como que se hubiera intentado forzar a todos y todas a salirse de la ley; a violarla o a ignorarla", comenta disgustado uno de los hombres de más confianza del flamante ministro. Lo cierto es que para intentar poner las cosas en orden, primero habrá que saber exactamente hasta dónde llega el desorden.

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Una ley poco respetada

Una de las leyes que menos modificaciones ha sufrido desde su promulgación es la 19.101, sancionada el 30 de junio de 1971. Es la llamada "Ley para el personal militar".

Se trata de una norma de esas en las que el legislador procuró contemplar todo lo concerniente no sólo al personal militar en actividad; también legisla sobre los retirados, las pensionadas militares, las reservas y hasta los alumnos de los institutos de formación. Escalas salariales, tiempo de servicio, situaciones especiales, y una larga lista de etcéteras completan este texto normativo. Son 111 artículos más cuatro anexos y un texto reglamentario.

Redactada con una claridad que no deja margen para dobles interpretaciones, la ley incluye en su capítulo II "situaciones de revista" distintas previsiones relacionadas con licencias especiales que el militar en actividad puede pedir a lo largo de su carrera .

Ninguna de las previsiones de la ley (la única que rige la actividad) prevé que un militar pueda estar 7, 8 o 9 años de licencia especial por encontrarse desempeñando cargos políticos. Es más, el ejercicio de actos proselitistas relacionados con la política partidaria están especialmente vedados para el personal militar en actividad.

La Ley 19.101 prohíbe expresamente que los militares hagan política

Tal vez el caso más paradigmático de militares haciendo política partidaria (sin contar obviamente los gobiernos de facto) fue el del Teniente Coronel Juan Domingo Perón, que inició en ese grado su carrera política y por esas cosas de la historia terminó siendo Teniente General luego de más de 30 años de no pisar un cuartel.

En las antípodas ideológicas y de procedimiento respecto a Perón, el ex Capitán de Navío Francisco "Paco" Manrique, no solo esperó al retiro para dedicarse a la política, sino que además ya retirado pidió la baja de la Armada, para poder actuar libre de las ataduras que su condición de militar le imponían a la hora de realizar esta actividad.

El caso del General Antonio Domingo Bussi , es también particular. Gobernador de Tucumán durante la última dictadura militar, luego fue ungido mandatario provincial por el voto popular y posteriormente fue preso por ser imputado de violaciones a los Derechos Humanos.

Pero, sin lugar a dudas, el caso del Teniente Coronel Médico Sergio Berni no registra ningún tipo de antecedentes. Médico cirujano asimilado al Ejército, integró estando en actividad una lista partidaria obteniendo una banca en el senado de la provincia de Buenos Aires; de allí mutó a secretario de seguridad nacional y una vez terminada esta función, retornó al Senado. Incluso se dio el gusto de renunciar por un día hace algún tiempo para ocupar su banca y habilitar la sanción de una ley.

Berni fue apenas uno de los numerosos casos de violación a la Ley 19.101

Todo esto en abierta violación a ley del personal militar y los reglamentos del ejército, con la total complacencia de media docena de generales que sucesivamente debieron disponer su retiro obligatorio. Tuvo además la vista gorda de por lo menos tres ministros de Defensa y ni que hablar de la Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, la propia ex presidente de la Nación, Cristina Kirchner.

Personal del Ministerio de Defensa consultado indica que Berni era intocable; que muchas veces incluso trataba al general César Milani como a un par, ya que su jerarquía política y sobre todo su ascendiente con la ex presidente Cristina Kirchner lo ponía hasta por encima del todopoderoso general.

Berni llegó incluso a interponer un recurso de queja en su fuerza por no haber sido tenido en cuenta para su ascenso a Coronel hace dos años. Fue una clara demostración del total desconocimiento de la ley o al menos de la poca voluntad de cumplir con la misma.

Esta semana, el Ejército Argentino por orden del Ministro de Defensa, Julio Martínez , dispuso el pase inmediato a retiro del Teniente Coronel infractor. Habrá que ver qué medidas se toman con toda la cadena de mandos comprometida con el mantenimiento de esta situación irregular.