Ronda Rousey reveló una noticia que sacudió al mundo del deporte y que volvió a exponer la presión que sienten los atletas de élite durante sus competiciones.
La ex campeona de UFC confesó en el programa de Ellen DeGeneres que barajó la posibilidad de quitarse la vida en el hospital, luego de perder el título por nocaut ante Holly Holmes en noviembre pasado: "Estaba sentada en una esquina pensando... Literalmente, sentada ahí pensando en suicidarme".
"Fue durante un segundo, pero se me pasó por la cabeza suicidarme", confesó la estadounidense, de 29 años, y aseguró que fue su pareja, Travis Browne, quien le dio fuerzas para seguir con vida: "Miré hacia arriba y vi a mi hombre, Travis, allí de pie. Lo vi y pensé: necesito seguir viva".
Además, la luchadora, quien tras la derrota dejó caer un invicto de 12 peleas, aseguró que quiere enfrentar a la actual campeona: "Quiero la revancha contra Holly. Volveré a ganar y todo será como siempre".
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Esta revelación vuelve a abrir el debate sobre si la exigencia que se ejerce sobre los deportistas (o incluso ellos mismos se imponen) está alcanzando un nivel que provoca que los atletas terminen tomando este tipo de decisiones por la simple creencia de que ganar es lo único que sirve.
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