Like yo. Like él. Compatibles.
Él: -Hola, ¡sos muy linda!
Yo: -¡Gracias!
Él: -¿Te molesta si me toco con tu foto? Eres realmente muy sexy, espero que no, son sólo cinco minutos en el auto.
DELETE.
Esa fue mi primera experiencia con las apps de citas. O de encuentros. O de "match". Da lo mismo como quieran llamarlas. Lo cierto es que después de ese acercamiento, creí que no iba a poder entablar un diálogo de más de cinco renglones con nadie.
Y ahí fue donde empezaron mis preguntas. ¿Son todas iguales? ¿Tienen todas el mismo tipo de gente?¿Se vinculan de la misma manera? ¿Se segmenta según algoritmos similares? ¿Les interesa solamente el sexo o puede uno realmente enamorarse eligiendo a través de estos catálogos digitales?
A medida que me adentraba en este maravilloso mundo, fui descubriendo estas y muchas otras respuesta.
Acompáñenme.
Esta especie de Shazam humano que detecta quien es la persona con la que nos cruzamos según su FB (debes estar logueado para poder abrir una cuenta) es muy popular en EE.UU. y Europa. De hecho, yo ya la había utilizado en París y me había entretenido bastante.
Pero fue muy grande mi sorpresa cuando luego de 3 dias de tenerla funcionando, seguía sin marcarme ningún cruce. Primero pensé que era por el segmento de edad que habia colocado (hombres entre 35 y 40 años), asi que lo baje a 20. Pero tampoco.
Una semana después de estar usándola puedo decirles que es tan poco popular en Argentina que es muy difícil que sea útil. Por lo menos por ahora. La escasa cantidad de usuarios hace que no sea atractiva la oferta y la frustración del cartelito de "no te has cruzado con nadie" te dan ganas de revolear el teléfono.
Next.
Es ideal para charlar con extranjeros. Eso sí, tenés que tener un fluido dominio del inglás y, ¿por qué no?, de francés. Me encontré con chicos argentinos, pero me interesaba sobre todo saber cómo se vinculaban en otros países. Ellos tienen mucho menos prejuicio que nosotros. Van directo al grano. Me gustás, me calentás, me quiero tocar. Punto. Después vemos de dónde sos, si pinta charlar o no. El diálogo que se plantea es simil hot line. Descripciones graficas incluidas y fantasía a la orden del día.
Tampoco es mi estilo, pero es muy recomendable para aquellos de ustedes que quieran vivir una aventura virtual sin riesgos, ataduras ni compromisos. La lejanía hace prácticamente imposible cualquier tipo de disgusto o acoso real.
Me detengo acá porque ya la cosa se pone buena y me empezó a gustar. Es una app relativamente nueva -todavía no tuvo su lanzamiento oficial en Argentina- cuya característica principal es que solo te ofrece, mediante el logging a través de FB, vincularte con amigos de tus amigos. De esta manera, los contactos e intereses que podés llegar a tener con las posibles parejas son mas reales.
Tiene algo bastante perturbador que es un pop up que dice "le gustás a alguien que vas a ver hoy" lo que dispara tu mente a preguntarse "¿voy a ver a alguien? ¿A quién le gusto? Todas preguntas que nunca se responden.
Di tres likes y uno en particular llamo mi atención. Respetuoso, caballero, culto, rápido, gracioso.
¿Cómo se sigue? Nos pasamos a Facebook. Digamos que es una especie de primer "approach". Despues de un exhaustivo stalkeo, y de asegurarme que no era un prófugo de la Justicia, me relajé y seguimos hablando. Bastante. Varias horas. Quedamos en salir al dia siguiente. Muy express todo.
Me pasó a buscar y fuimos caminando a un barcito. Nos reíamos. Ninguno de los dos había hecho nunca esto. Era nuestra primera vez. Él era conciente que yo tenia que escribir un articulo. De cualquier manera, y tal como les expliqué a todos los chicos con los cuales me vinculé, ninguna selección fue random. Claramente elegí a los que me gustaban según su cara, cuerpo, actividad, biografía y algo especial que me transmitían a través del celular. Un "no sé qué" que no puedo definir.
Estuvimos toda la noche charlando. Me dejó en casa. Sin beso. Muy cortés y diplomático.
No creo en los amores que no se besan en la primera cita. Pero, esa soy yo. No necesariamente tienen que ser ustedes.
Pocas veces me espanté tanto con una app como con esta. Para empezar, ni bien me loguié, entraron a bajar una serie de características y directivas que me marearon mas que entrar en la Play 4 borracha. Regalos, fotos, videos, mensajes, puntuacions, personas favoritas, populares, likes, negativos, BASTAAAAAAAAA! ¿Pero que les pasa? ¿De verdad queremos encontrar a alguie o es un juegon?
La calidad de las fotos es tan mala que no pude elegir ni a una sola persona. Dado que podés seleccionar qué fotos querés subir, los usarios no se ocupan mucho de la parte estética, y eso se nota a las claras. Mucha moto, mucho pibe apoyado sobre el capo, mucha riñonera y mucha cancha de fútbol. Todos elementos estos que por lo menos a mí me resultan poco atractivos. La ventaja que tiene es que se pueden ampliar las fotos y eso permite que veas a las personas en bastante detalle. También te indica la ubicación exacta de las personas en cuestión. La gente que eliminás no desaparece. Queda en una especie de muro negativo donde podes después, canjear puntos positivos y volver a incorporarlos. También te pueden mandar mensajes todos los usuarios. Incluso aquellos que no likeaste.
Demasiado complicada para mi gusto. Perdés mas tiempo haciendo pavadas que realmente hablando con alguien.
La madre de todas. Ahora sí nos estamos entendiendo. Con una interface simple logra el objetivo de conectar personas y, ¿por qué no?, ser un Cupido mucho más efectivo que el gordito cuyas flechas pinchan pero no clavan.
Para empezar, te dice la profesión de la persona, dado que te muestra su Informacion de FB. También dónde está y cuántos años tiene. Perfecto. Si bien esto también lo hacen otras apps, en el caso de Tinder es mas ordenado. La calidad de fotos es superir a otras plataformas y la oferta también.
Conocí muchos muchos chicos. Pero me voy a detener en 5 historias (los nombres están cambiados y algunos detalles también para no revelar sus identidades, el resto es todo verídico)
Diego me contó que había conocido hace 6 meses por Tinder a una chica sueca que vivía en Argentina Estuvieron solo una noche juntos. El flechazo fue tan grande que todos los días, desde ese dia, continuaron su relación vía Skype, chat y cualquier otra herramienta que tuvieran a mano. ¿Conclusión? En marzo se va a Europa a verla. ¿Quá pasará con ellos dos? El tiempo dirá. Yo fui su útima charla en Tinder. Cerró su cuenta luego de abrir los ojos al hecho que solo hablaba de la sueca y de su gran historia de amor.
Empecé a charlar con Juan porque era canchero y, según sus fotos y profesión, bastante culto. A los tres intercambios tiró una frase subida de tono. Yo no se la seguí, prefería conocerlo un poco más antes de ponerme a jugar en esas ligas. Automaticamente eliminó la compatibilidad. Chau Juan. Ni nos vimos.
Felipe me hizo reir de entrada. Y siguió y siguió y siguió. No le importó la sarta de barbaridades que yo le contestaba ni tampoco el hecho de aclararle mil veces que estaba haciendo un estudio de apps y que por eso me encontraba ahí. Me dobló la voluntad hasta que logró que lo lleve a mi FB. Seguimos hablando durante horas. Tenemos muchas cosas en común, y otras no, pero lo importante es que en ese primer acercamiento, la sensación de conexión, se dio de manera espontánea. La promesa de encontarnos esta semana, también. Qué nervios.
Lo elegí porque, además de buenmozo, tiene una profesión complementaria con la mía. De entrada hablamos el mismo idioma. No muchas veces me encuentro con interlocutores válidos, y me siento espontáneamente comprendida. Tampoco suele suceder que el otro encuentre alguien interesante para charlar de su profesión. O por lo menos no es lo que se espera de esta red. Acá pasamos a whatsapp. Necesitábamos conexión rápida y fluida. Una cita en stand by. Y una propuesta de trabajo. Ya tenemos el dia y el horario. Más nervios.
Me abrió su corazón como si fuese un pomelo maduro. Lo escuché durante horas hablando de cosas íntimas, quizá producto de la lejanía que provoca el saber que el otro es real pero, a la vez, intocable. Había algo en los ojos bajos de sus fotos que me daban ganas de abrazarlo. Pasamos a whatsapp. Cuando al anochecer del otro dia le hablé, me dijo que se arrepentía de haber chateado conmigo. Quiza se sintió demasiado expuesto o vulnerable. No lo sé. Lo cierto es que lamenté haberlo perdido. Me daban ganas de tocarle los rulos de su cabeza. Se veían suaves.
Los hombres argentinos son fanáticos del chamuyo, a diferencia de los extranjeros. Son sociables y les gusta hacernos reír. La mayoría se queja que con las chicas no se puede hablar. Que son monosilábicas. Que "no te siguen una" y que eso los obliga a activar algo más intenso. A veces no saben bien qué, pero buscan algo interesante. Cuanta menos presión metan en este tipo de redes, mejor. Jueguen a los encuentros fugaces y quizá tienen un amor que perdure. Jamas a la inversa. Diviértanse sin ataduras hasta que haya algo para atar.
Hoy existe la posibilidad de encontrarse mas fácil y no hay nada mas lindo que los encuentros, asi deban ser cientos. No es mejor ni peor. Es simplente distinto. El amor también fue atravesado por la era digital y es este un hecho irrefutable.
Quien esté libre de prejucios, encontrará lo que anhela.
Yo por lo pronto, tengo a la vista encuentros que prometen.
El final de mis historias me lo reservo para mí.
Éxitos a todos. ¡Y Feliz San Valentin Digital!