Durante la Semana Mundial de la Prevención de las Cardiopatías Congénitas, que se extiende hasta el 14 de febrero, especialistas de todo el mundo buscan concientizar sobre una problemática que, si se diagnostica precozmente, puede ser abordada a tiempo. Se trata de las cardiopatías congénitas, es decir, malformaciones del corazón producidas durante la vida fetal, consideradas el defecto congénito más común del mundo.
La cardiopatía congénita es una anomalía en la estructura y el funcionamiento del corazón debido a una malformación del mismo órgano o de los vasos sanguíneos cercanos, durante el desarrollo embrionario. Esta afección debilita el sistema cardiopulmonar de los bebés, exponiéndolos a contraer severas infecciones respiratorias por el virus sincicial respiratorio (VSR), virus influenza, neumococo, bordetella pertussis y otros agentes infecciosos que afectan a la población general y que se manifiestan a través de una neumonía o bronquiolitis. De este modo, y a causa de estas infecciones, los bebés con problemas del corazón requieren más del doble de internaciones que las habituales por su afección cardíaca.
"Los niños cardiópatas son pacientes de alto riesgo frente a las enfermedades respiratorias. Hay trabajos en la Argentina que muestran que un 3% de la población pediátrica de 0 a 2 años tiene bronquiolitis en épocas de epidemia, y que la internación del grupo enfermo es del 3% en la población sin riesgo. El problema cambia cuando se habla de los niños de alto riesgo", explicó la doctora Alejandra Villa, coordinadora del Programa de Cardiopatías Congénitas del Ministerio de Salud de la Nación. Y agregó: "las internaciones por VSR duplican a las producidas por otros virus. Y tiene más injerencias en aquellos pacientes con cardiopatías congénitas que causan insuficiencia cardíaca".
El impacto de una enfermedad por VSR puede ser también grave en otro sentido, ya que las dolencias no terminan cuando el bebé es dado de alta sino que pueden durar semanas.
Los encargados del cuidado de estos niños con VSR informaron que su salud empeora considerablemente hasta dos meses después de haber sido dados de alta. Y lo que también es preocupante es que, para corregir el defecto congénito con el que nacen, muchos de estos niños requieren una o más cirugías en el primer año de vida; y una cirugía cardíaca realizada en un bebé con signos de infección respiratoria, en general, se asocia a un elevado riesgo de complicaciones post-operatorias. Por eso, a pesar de ser tan necesaria, muchas veces la cirugía se debe postergar sumando incertidumbre y angustia a la familia.
"La patología respiratoria agrava la insuficiencia cardíaca generada por la cardiopatía y el paciente empeora, retrasando la indicación quirúrgica. A veces, el tiempo de internación postquirúrgica se prolonga o los pacientes quedan dependientes de oxígeno. De todas maneras, existen recomendaciones de inmunización brindadas por el Ministerio de Salud de la Nación, que previene la infección respiratoria en pacientes de riesgo, como prematuros y cardiópatas", destacó Villa.
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