Davos: Argentina se reinserta en el mundo globalizado
Luego de más de diez años sin presencia oficial, el presidente Mauricio Macri acudió la semana pasada a la Cumbre de Davos (World Economic Forum), la reunión política y empresaria anual más importante a nivel mundial. Sólo para tener una idea de su magnitud, basta mencionar que el número de participantes ascendió a no menos de dos mil quinientas personas y que los países presentes superaron los cuarenta.
Dicho esto, las preguntas que surgen son las siguientes: ¿Fue importante la visita del Presidente? ¿Qué significó en términos políticos y económicos? ¿Cuáles han sido los resultados obtenidos? ¿Es dable esperar logros inmediatos?
Respecto a la primera cuestión, resulta clara la importancia de la presencia de nuestro presidente en la cumbre en cuestión. En efecto, haber mantenido reuniones bilaterales con nueve presidentes y primeros ministros (entre los cuales se pueden mencionar el vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el primer ministro de Inglaterra, David Cameron y el premier israelí, Benjamin Netanyahu), sumado a más de treinta reuniones con CEO de las principales corporaciones mundiales, le permitió al Ing. Macri una explicación personal —y, por lo tanto, sumamente valiosa— acerca del nuevo modelo que su Gobierno intenta implementar en nuestro país.
En cuanto al significado de la visita, resulta evidente que se envió una clara señal acerca de la voluntad de retornar al mundo globalizado. En efecto, Argentina, luego de más de diez años de conflictos, aislamiento y asociación estratégica con países de gobiernos populistas o enemigos declarados de occidente, desea reinsertarse en el mundo desarrollado mediante "relaciones inteligentes" [sic] con las naciones desarrolladas y afines a nuestra tradicional política exterior. Con una política económica que se acerque más a la libertad económica y que, gradualmente, vaya liberando controles y reduzca, sustancialmente, el déficit fiscal y la inflación, con Justicia independiente, tolerancia cero con la corrupción y el narcotráfico, combate sin cuartel contra la pobreza, Estado eficiente y seguridad jurídica, todo ello enmarcado en una adecuada justicia social. Dicho de otro modo, un cambio copernicano respecto a las políticas populistas y de aislamiento de los doce años de Gobiernos k, las cuales llevaron a nuestro país a la más que complicada situación actual.
Los resultados obtenidos han sido muy positivos. En efecto, fue muy importante el interés despertado en la cumbre por tomar contacto con el presidente Macri. Los logros no han sido menores; entre ellos, los más destacados:
·Contactos a nivel político y empresarial de primer nivel.
·Apoyo, en general, por parte de los países contactados y, en particular, del Vicepresidente de los Estados Unidos, quien no sólo levantó el veto de su país para el otorgamiento de créditos de organismos internacionales, sino que, además, declaró que su país apoyaría al nuestro para reinsertarse en los mercados de capitales a nivel global.
·Promesas de corporaciones internacionales de efectuar inversiones directas: entre ellas, Coca Cola (mil millones de dólares) y Renault (seiscientos millones). Asimismo, contactos con el mundo tecnológico de avanzada: Microsoft, Facebook y Google.
·Restablecimiento de las relaciones con el Fondo Monetario Internacional, con el compromiso del país —como miembro del organismo— de cumplir con las visitas anuales de rutina (artículo 4 de sus estatutos), interrumpidas desde 2007 por disposición del por entonces presidente, Néstor Kirchner.
·Compromiso de hacerles llegar a los holdouts una propuesta concreta de refinancimiento de la deuda vencida, impaga y con sentencia judicial firme, con la clara intención de regularizar, lo más pronto posible, este default selectivo que a la fecha dificulta las relaciones económicas y políticas a nivel global.
Como se ha visto, es claro que los logros han sido importantes. Sin embargo, no se deben esperar resultados inmediatos. En efecto, el Gobierno del presidente Macri deberá recorrer un largo y difícil camino que permita, entre otros objetivos, demostrar al mundo que los compromisos políticos y económicos asumidos se van cumpliendo. El mundo desconfía de un país "defaulteador e incumplidor serial".
En síntesis, con la visita a Davos, nuestro país ha enviado un claro mensaje acerca de su intención de reinsertarse en el mundo, abandonar las anteriores políticas populistas y de aislamiento internacional. Asimismo, ha obtenido logros importantes que sólo se materializarán en el mediano plazo, siempre y cuando la nueva administración vaya demostrando un correcto cumplimiento de sus compromisos. Caso contrario, el país seguirá condenado a la mediocridad.
El autor es economista.