"Nos encantaría que Argentina cuente con el servicio de Uber en algún punto de este año"

Soledad Lagos Rodríguez, directora de comunicación para el Cono Sur de la popular app que ofrece un servicio de choferes, habló con InfobaeTV sobre los planes de expansión en la región

A sólo seis años desde su creación en San Francisco, California, la aplicación para teléfonos celulares Uber logró revolucionar la movilidad urbana en el mundo. Con un valor estimado superior a los 50 mil millones de dólares, esta nueva empresa de transporte opera en más de 66 países y 360 ciudades sin poseer ni un solo vehículo, lo que la convierte en un ícono de la economía compartida. En entrevista exclusiva con Infobae, Soledad Lagos Rodríguez, directora de comunicación para el Cono Sur de Uber, habló sobre su presente y sus planes de expansión en Argentina y resto de América Latina.

–¿Cuál es el secreto del éxito de Uber?

–Uber está cambiando la manera en que la gente vive. Esto porque responde a dos necesidades básicas: la primera, trasladar a la gente de manera segura, accesible y confiable de un punto A a un punto B, con sólo apretar un botón y esto es gracias a la tecnología. La segunda es que generamos oportunidades económicas que son flexibles y 100% independientes. Por un lado, le aportamos calidad de vida al usuario –porque le resolvemos un problema como es el del traslado urbano– y, por otro lado, ofrecemos, cada día y a más personas, la posibilidad de ganar dinero conectándose y manejando con la plataforma, sin tener que cumplir horarios, porque no son empleados de la compañía, sino que son sus propios jefes, tienen absoluto control sobre los días y las horas en que trabajan y eligen para qué van a usar esos ingresos.

Por otra parte, la tecnología lo que nos permite es llevar un control muy certero de cómo se está llevando a cabo la experiencia Uber y garantizar que la calidad de servicio sea homogénea en todo el mundo. Así, vos tenés la tranquilidad de que cuando llegás a cualquiera de las más de las 360 ciudades en las que estamos, podés abrir la aplicación, ingresar a tu cuenta –que además es global– y pedir un auto con el mismo nivel de calidad siempre, estés adonde estés.

–¿Cuáles fueron los desafíos a la hora de trasladar ese modelo de negocios a América Latina, una región con problemáticas propias y con fuerte preocupación en temas como la seguridad?

–En América Latina somos relativamente nuevos. Abrimos la operación en Ciudad de México en 2013 y desde entonces nos expandimos a más de 9 países de la región.

La ventaja de todo esto es que la tecnología funciona de la misma manera en todos los países. Especialmente en temas de seguridad, ofrece la conjunción de un montón de herramientas para mejorarla de forma notable. Lo que vas a ver en Uber es que tenés procesos y funcionalidades que hacen que toda la experiencia de traslado sea mucho más segura, tanto para el usuario como para el "socio conductor", que es la persona que está detrás del volante, antes, durante y después del viaje. Por ejemplo, no tenés la necesidad de esperar en la calle, los viajes no son anónimos –conoces al conductor que te va a pasar a buscar, tenés su nombre, además de todos los datos y características del vehículo– así que no tenés el temor de subirte al auto de un desconocido. Todos los socios conductores pasan por un proceso de preselección que es muy riguroso. Nosotros a los estándares de seguridad de la industria del transporte en general nos los tomamos muy en serio. Durante el viaje, no hay manera de que te pierdas, todo está rastreado y trackeado por GPS. Vos podés ver, mientras estás arriba del auto con la aplicación abierta, por dónde vas y cuál es la ruta que el chofer está siguiendo. Hay una funcionalidad que a mí me parece genial y que la uso mucho que es "compartir tu ubicación". Podés avisarle a un amigo o a tu familia donde estás, cuánto falta para que llegues a destino, cuál es el camino por el que vas a ir.

Otra cosa importante para la seguridad es el tema de que no hay efectivo. Uber no acepta pagos en efectivo, sólo tarjeta de crédito. Eso lo hace muy seguro, no sólo para el usuario sino también para la persona que está manejando, que no tiene una recaudación en el bolsillo que es el principal motivo que alienta los robos, entonces el caso de incidentes baja muchísimo. Y, por supuesto, todo queda registrado, si en algún momento del viaje pasó algo, nosotros tenemos todo registrado y podemos colaborar con las autoridades entregando toda esa información.

Por eso pensamos que, precisamente la seguridad es uno de los diferenciales de la aplicación y que se logra básicamente a partir de las herramientas que brinda la tecnología.

La aplicación para celulares y equipos móviles es un ícono de la economía compartida porque conecta a conductores y usuarios sin tener vehículos.  162

–Es asombroso cómo Uber se convirtió en unas de las compañías más valiosas del mundo a partir sólo de una buena idea bien implementada. Son una empresa de transporte global y gigantesca sin poseer ni un solo vehículo.

–Eso tiene mucho que ver la disrupción que produce Uber cuando se presenta como un intermediario tecnológico en un rubro como es del transporte. Esto es una característica típica de lo que se conoce como modelo de economía compartida, donde el intermediario tecnológico lo que hace es conectar la oferta con demanda. Eso ya existe en otros rubros con empresas como Despegar, Airbnb, PediloYa. Lo más interesante de esta tendencia mundial de la economía colaborativa es que el "compartir" supera al "tener". La gente, cuando usa Uber, empieza a cuestionarse la idea de tener un auto particular, cuando es tan fácil y económico apretar un botón y tener un auto en la puerta, lo que me ahorra el manejo y los gastos de mantenimiento, seguro y parking, en un recurso tan subutilizado como es el auto que pasa la mayor parte del tiempo estacionado pero generando gastos.

–Cuando aparece una opción tan disruptiva, quienes forman parte del negocio "tradicional" reaccionan en defensa de sus intereses. Lo vimos en varias industrias, por ejemplo la discográfica. Sin embargo, en esa batalla la última palabra la termina teniendo el usuario. Ante esto, suelen optar por abandonar la lucha y sentarse a ver cómo pueden seguir siendo parte del negocio y cómo adaptarse a los cambios que imponen los nuevos tiempos. ¿Cuál es la experiencia de ustedes en ese sentido?

–Eso es muy interesante. El principal desafío que enfrentamos, sobre todo en América Latina, en donde somos muy nuevos, es el desconocimiento acerca de qué es Uber, de qué puede aportarle a la gente, de cómo puede colaborar en la dinámica de las grandes ciudades. Este desconocimiento genera reacciones que son muy encendidas, a veces violentas, entonces lo que vemos es una gran necesidad de generar diálogo para educar sobre innovación tecnológica y, por sobre todas las cosas, para generar un cambio de mentalidad en donde se empiece a incorporar a la vida cotidiana estos modelos que corresponden a la economía compartida o colaborativa.

Uber es sinónimo de innovación tecnológica, de disrupción, y ocurre que la tecnología se mueve mucho más rápido que las instituciones o las regulaciones. Lo que ponemos en evidencia es básicamente la necesidad de repensar la manera en que se venían haciendo las cosas hasta ahora, y empezar a entender que con tecnología e innovación se abren nuevas oportunidades.

–Hay ciudades en donde las licencias para tener un taxi son carísimas. Por ejemplo, en Nueva York, algunos dueños de taxis se enfurecen porque argumentan que ellos pagaron un millón de doláres por cada licencia y que ahora les aparece Uber como competencia. Sin embargo, ¿por qué no dejar que sea el usuario quien decida cuál es el servicio que le resulta mejor? Si es él quien paga, ¿por qué prohibirle la libertad de decidir cómo y con quién viaja?

–Nosotros venimos a traer y a presentar una opción. Somos una alternativa, lo que no quiere decir que no podamos convivir con las otras opciones que ya existen en las ciudades en materia de transporte. Cuando Uber llega lo que hace es mover un poco el piso y elevar el nivel de toda la industria, porque los que ya estaban tienen que empezar a pensar cómo mantener el ritmo. Volviendo al ejemplo que mencionaste sobre Nueva York, allí estamos hace 5 años y sigue funcionando el taxi, el metro, el colectivo y existe Uber. Hay espacio para todos. Para usar un Uber, mal que mal, hay que contar con varias herramientas como un smartphone, conexión a internet y tarjeta de crédito. Al final del día, lo que nosotros vemos en las ciudades en donde operamos desde hace más tiempo es que la gente que usa Uber es la que antes usaba su auto particular. Ellos hacen un uso polimodal de la oferta de transporte en la ciudad. Es decir, pueden salir de su casa en un Uber, volver en una bicicleta alquilada o en metro, por ejemplo; o si necesitan hacer un trámite urgente y no pueden esperar los minutos que demora un Uber, entonces salen a la calle y paran un taxi. Hay espacio para todos y esa es la propuesta que hacemos cada vez que llegamos a una ciudad nueva.

–Es interesante cuando la tecnología llega para ayudar a elevar el nivel general de un servicio y que si un emprendedor entra al mercado con nuevas ideas, con innovación, eso ayude a que todo el resto también apueste a mejorar y a modernizarse.

–Exactamente, lo que vemos es que ahora muchos taxistas se están agrupando, generan sus aplicaciones, la gente las usa, comienzan a aceptar tarjeta de crédito. Al final del día creo que lo importante es poner en el centro a la gente y a la ciudad, y que entre todos podemos hacer que haya más y mejores opciones.

–Hoy por hoy, ¿cuáles son los planes de expansión de Uber en América Latina?

Al día de hoy estamos en 6 países y 25 ciudades. Estamos constantemente evaluando mercados nuevos. En los medios argentinos han salido repetidamente rumores acerca de un inminente desembarco en el país. Nos encantaría que los argentinos cuenten con el servicio de Uber en algún punto de este año. Todavía está todo en etapa de evaluación, constantemente estamos mirando nuevos mercados y estoy segura de que este año va a traer muchísimas más ciudades en América Latina que van contar con Uber.